jueves, 30 de junio de 2011
Citas Célebres de la 2ª Guerra Mundial (11)
martes, 28 de junio de 2011
El Hundimiento del Wilhelm Gustloff
Curiosamente, le siguen en número de víctimas mortales, los hundimientos del Cap Arcona y del Goya, también barcos alemanes, ocurridos en el mismo escenario bélico, durante el desarrollo de la Operación Aníbal, ideada por el almirante Karl Dönitz, que tenía como objetivo evacuar a tropas y civiles de Prusia Oriental y el corredor Polaco y no dejarlos a merced del inexorable avance del Ejército Rojo, que venía cometiendo todo tipo de tropelías, atrocidades y crímenes de guerra en los territorios que iba ocupando en su imparable ofensiva (que no pararía hasta Berlín), no sólo contra los soldados alemanes sino también contra la población civil (violaciones en masa, ejecuciones, saqueos, pillaje...).
El buque construido por los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo, tenía 208,5 metros de eslora y 23,5 de manga, desplazaba 25.484 toneladas impulsado por motores diésel de 9.500 cv. Contaba con una tripulación de 420 oficiales y marineros y podía transportar a 1.465 pasajeros de una sola clase con una velocidad de 15,5 nudos. Fue bautizado Wilhelm Gustloff en honor a un líder nacionalsocialista suizo asesinado en 1936.
Tras entrar en servicio, el transatlántico fue utilizado en cruceros de placer llevando turistas alemanes por puertos del Atlántico, el Mediterráneo y el Mar del Norte. No obstante, en mayo de 1949 el Gustloff también había realizado un viaje a España para transportar de regreso a la Legión Cóndor que ayudó a los sublevados a ganar la Guerra Civil Española.
Meses después, poco antes de comenzar la invasión nazi a Polonia, el Gustloff fue pintado de blanco con una banda verde de proa a popa y cruces rojas en varios lugares del casco y cubierta, siendo utilizado por la Kriegsmarine como buque hospital (en la foto de arriba). Entró en servicio por primera vez después de la campaña de Polonia transportando a Alemania 685 heridos y regresando a Danzig, donde quedó asignado para prestar servicios médicos. También formó parte del convoy que movilizó miles de alemanes que fueron repatriados a Alemania desde las regiones que en ese momento iban siendo ocupadas por los soviéticos, de conformidad con el acuerdo germano-soviético de repartición de Polonia. Desde mayo hasta julio de 1940, el Gustloff se trasladó a Oslo para atender a los heridos durante la campaña en Noruega. Finalmente le ordenaron que se dirigiera a Stettin (Polonia) el 2 de julio transportando 563 heridos. Allí quedó anclado en puerto durante más de cuatro años, convertido en unas barracas militares para los cadetes de la cercana base de instrucción en guerra submarina. Durante este periodo fue pintado de gris naval y se le dotó de una pequeña cantidad de baterías antiaéreas, convirtiéndose de hecho en un transporte armado (teniendo el aspecto que se observa en la maqueta de aquí abajo).
La evacuación de los civiles en el Frente del Este comenzó muy tarde, aunque había habido planes para hacerlo durante meses, por causa de la decisión de los líderes nazis de luchar hasta el final. Por ello, sólo se dio la orden cuando las tropas soviéticas ya habían penetrado profundamente en Prusia Oriental y las condiciones de evacuación tanto por tierra como por mar fueron caóticas. En enero de 1945, en el marco de la Operación Aníbal, el Almirante Karl Dönitz ordenó que el Gustloff evacuase al personal de los submarinos alemanes (U-Boots) y que apoyase también la evacuación de refugiados y heridos para ponerlos a salvo de las temidas tropas soviéticas que avanzaban desde el Este. De esta forma el transatlántico pasó a formar parte de la mayor evacuación realizada en la historia, el rescate y transporte de unos 2 millones de personas (refugiados, enfermos, heridos y todos aquellos que escapaban de las tropas rusas) desde Alemania Oriental y Polonia, aunque la precipitada evacuación por mar y tierra se cobró un total de 300.000 vidas.
En el puerto de Gotenhafen (nombre alemán de la ciudad polaca de Gdynia), más de 60.000 aterrorizados refugiados se apiñaban tratando de obtener su sitio en alguna de las naves asignadas a la evacuación, creándose un estado de caos y confusión total. Mientras los oficiales intentaban contabilizar a los pasajeros, mucha gente subía a bordo desordenadamente burlando la guardia, que se veía incapaz para controlar a la multitud. Un grupo de auxiliares femeninas de la Kriegsmarine fueron acomodadas en lo que una vez fue la piscina del lujoso trasatlántico ubicada en la Cubierta-E. Todas eran jóvenes de 17 a 25 años. Un día antes de zarpar, llegó un tren hospital con soldados heridos que también fueron subidos a bordo y acomodados en la cubierta donde antaño los turistas alemanes tomaban el sol. Todos los espacios del buque estaban abarrotados de gente, pero sólo dos tercios de los pasajeros llevaban chalecos salvavidas y los botes salvavidas de que disponía el buque no tenía capacidad para albergar al resto.
El Wilhelm Gustloff contaba con una tripulación de 173 hombres y transportaba, según la lista oficial un total de 6.500 personas, pero no cabe duda que muchos cientos más, de una manera u otra, lograron subir a bordo escapando del Ejército Rojo. Las últimas investigaciones dicen que a bordo del Gustloff viajaban 8.956 refugiados, 918 oficiales y marineros de la 2. Unterseeboot-Lehrdivision (cadetes que habían acabado su adiestramiento para combatir en los submarinos alemanes y se debían incorporar al servicio lo antes posible), 373 mujeres del Cuerpo Femenino Auxiliar de la Kriegsmarine, 173 auxiliares y 162 heridos, sumando un total de 10.582 personas.
A las 12:30 de la tarde del 30 de enero de 1945, el Gustloff zarpó de Gotenhafen en un día con muy mal tiempo: nevaba con vientos fuertes y la temperatura era de 10° C bajo cero. El mar se encontraba medio congelado y cualquier persona que cayera al agua no podría sobrevivir. El buque navegaba sin escolta contra los ataques submarinos o de aviación. Ante los ataques aéreos el buque tenía la protección del clima y unas pocas ametralladoras antiaéreas, pero ante los submarinos estaba indefenso. Por ello, el Gustloff avanzó hacia aguas profundas con las luces apagadas buscando la protección de los convoyes de dragaminas situados más al norte. Sobre las 21:08 de ese día 30 de enero de 1945, cuando se aproximaban al mismo, entre la bahía de Danzig y la isla danesa de Bornholm, encendió las luces de posición en medio de la noche, bajo condiciones de mala visibilidad, para evitar una colisión.
Ese fue el momento en que fue avistado por el submarino soviético S-13, comandado por el Capitán Alexander Marinesko, que patrullaba aquellas aguas con la misión de impedir las operaciones navales alemanas en la zona. El S-13 disparó 3 torpedos contra el Wilhelm Gustloff, que acusó los impactos, escoró rápidamente a estribor recuperando la verticalidad poco después, pero finalmente volvió a escorar hacia babor. Parece ser que el primer torpedo hizo blanco en la proa debajo de la línea de flotación, el segundo en la sección media a la altura de la piscina, matando a casi todas las auxiliares de marina, y el tercero a mitad del buque por delante de la sala de máquinas. En pocos minutos el castillo de proa se encontraba casi bajo las aguas. El Gustloff se hundió en menos de 50 minutos, llevándose hasta el fondo del Báltico a 9.343 hombres, mujeres y niños; 1.239 personas pudieron ser rescatadas con vida por buques alemanes que se encontraban en las cercanías en misiones de evacuación o escolta, aunque muchas de ellas morirían después a causa de la hipotermia.
Alexander Marinesko, comandante del S-13, fue propuesto por tan "heroica" y "gloriosa" acción como Héroe de la Unión Soviética (manda huevos!!) pero posteriormente se le denegó pues el alto mando soviético lo calificó como poseedor de un inadecuado perfil de héroe, principalmente debido a su alcoholismo y a su carácter rencilloso. Finalmente se le otorgó la condecoración a título póstumo por cometer tan ominosa acción.
lunes, 27 de junio de 2011
Noticias sobre la 2ª Guerra Mundial (7)
Soldado con el 2º Batallón del Regimiento de Gloucestershire, Lacey fue uno de los 400.000 soldados aliados abandonados a su suerte en las playas de Dunkerque (Norte de Francia) en Mayo de 1940 cuando las tropas anglo-británicas se vieron acorraladas ante el imparable avance de las superiores fuerzas alemanas. Más de 300.000 soldados pudieron ser rescatados por embarcaciones de todo tipo gracias a una inexplicable decisión de los alemanes de detener el avance de los blindados a escasos kilómetros de Dunkerque y tratar de aniquilar la bolsa aliada mediante los bombardeos y ataques de la Lutfwaffe. El resto de los soldados aliados que quedaron en Dunkerque, unos 22.000, tuvieron que rendirse o ser capturados por los alemanes. Pero no todos fueron capturados.
Durante la milagrosa evacuación, Bill Lacey dejó su sitio a un compañero herido: “Ví al último de los barquitos zarpar sin mí y supe que no había ninguna esperanza de que hubiera alguno más que regresara” dijo Lacey en una entrevista el año pasado. Sin medio de transporte el soldado de 20 años robó ropas de civiles y se internó en la Francia ocupada por los nazis donde sin uniforme se exponía a ser capturado y tratado como espía. "Tuve que aprender a permanecer vivo de la misma forma en que lo haría un animal salvaje. Mi único pensamiento era sobrevivir de un día a otro.” Lacey robaba comida y comía vegetales crudos e incluso ruibarbo. “Cada vez que veía salir el Sol me decía que estaba ganando”.
Tras cuatro meses de supervivencia durante los que Lacey llegó a pesar 42 kilos, el soldado británico tuvo la gran fortuna de poder robar una barca y atravesar el Canal de la Mancha hasta Dover. Pero una vez en suelo británico nadie creyó su historia y fue encarcelado acusado de ser un espía alemán. Sin embargo la diosa Fortuna seguía de su parte y el soldado británico fue liberado después de que un periódico francés confirmara su historia. Había nacido la leyenda del último soldado de Dunkerque en regresar a casa pero el gobierno británico le prohibió contarle su historia a nadie.
Tras su periplo francés Lacey fue admitido en las Fuerzas Especiales y durante los años siguientes siguientes dió la vuelta al mundo en innumerables misiones para el Gobierno de Su Majestad, como la que le llevó a Jersey en pos de un general alemán. En 1964 se retiró como Sargento y empezó a trabajar com cartero en la localidad de Portchester.
Nadie conocía su heroicas experiencias durante la guerra hasta que un documental en el año 2000 desveló su pasado. “Realmente nuestro abuelo nunca habló mucho sobre la guerra” declaró Dan, su orgulloso nieto de 39 años. “Era un hombre muy reservado y consideraba sus experiencias bélicas como secretas. Estuvo involucrado en un montón de operaciones encubiertas. Ocasionalmente mencionaba cosas que había hecho y siempre eran sorprendentes. Sabíamos que tenía una historia que contar (…) Estamos muy orgullosos de él. Sus experiencias en Dunkerque marcaron su vida y su historia de supervivencia es una inspiración para toda la familia. Para nosotros siempre será un auténtico héroe.”
--- El criminal de guerra croata Milivoj Asner, acusado en su país de origen de ser cómplice de la muerte violenta de cientos de serbios, judíos y gitanos durante la Segunda Guerra Mundial, murió el pasado 14 de junio a los 98 años de edad en Austria, en la residencia de ancianos donde vivía.
Asner formó parte de las fuerzas del movimiento fascista croata Ustasha, no llegó a ser extraditado a Croacia, donde habría sido juzgado por una serie de asesinatos y deportaciones en la ciudad de Pozega, porque los médicos decían que su estado de salud (tenía demencia senil) no lo permitía.
El Centro Simon Wiesenthal, una organización con sede en Los Ángeles (Estados Unidos) que defiende los derechos de los judíos, ha criticado la forma en que las autoridades austriacas han gestionado el caso: "Austria es un paraíso para los nazis. El caso de Asner lo pone de manifiesto una vez más y confirma el total fracaso de las autoridades judiciales austriacas a la hora de abordar adecuadamente el tema de los crímenes de guerra cometidos por los nazis durante las tres últimas décadas".
En Austria existe desde hace tiempo un debate sobre si los austriacos fueron víctimas o cómplices del nazismo. Esta cuestión sigue siendo muy delicada en el país, que fue anexionado por la Alemania nazi en 1938.
Estados Unidos y organizaciones judías de todo el mundo han pedido en varias ocasiones que el gobierno de Lituania llegue a un acuerdo sobre las compensaciones a este colectivo, aunque algunas propiedades ya habían sido devueltas a sus legítimos dueños. "Con esta ley demostramos buena voluntad y comprendemos la tragedia de la comunidad judía sufrida durante el Holocausto", declaró el primer ministro lituano, Andrius Kubilius.
Más del 90 por ciento de los 220.000 judíos que vivían en el país antes de la Segunda Guerra Mundial fueron exterminados durante el Holocausto en Lituania. Gracias a esta ley, que todavía tiene que ser firmada por el presidente, el gobierno destinará 125 millones de litas (unos 36 millones de euros) entre 2013 y 2023 a un fondo especial. Además, el ejecutivo pagará en 2012 unos 870.000 euros a los supervivientes del Holocausto. Esta ley, que pretende "restaurar la justicia histórica", según reza en su propio texto, fue aprobada por 82 votos a favor de un total de 141 parlamentarios y con 18 abstenciones.
La Comunidad Judía de Lituania, la mayor organización judía del país, se mostró feliz con la aprobación de la norma, pero con reservas. "Hemos aprobado la ley (...) es lo que se puede permitir el Estado por el momento", expresó Faina Kukliansky, subdirectora de la organización, que cuenta con 3.000 miembros. Kukliansky explicó que llevan negociando con el gobierno desde 2002. "El dinero no es lo único importante, aunque el principal problema se ha solucionado", añadió.
jueves, 23 de junio de 2011
Personajes (3): Simo Häyhä
Nacido el 17 de diciembre de 1905 en un pueblecito finlandés cercano a la frontera con Rusia llamado Rautjärvi, este humilde pescador y cazador, inició su servicio militar en 1925 y cuando la URSS invadió Finlandia el 30 de Noviembre de 1939 (tres meses después del inicio de la Segunda Guerra Mundial), sirvió en el 34º Regimiento de Infantería del ejército finlandés luchando como francotirador contra el invasor ruso. Stalin pretendía conquistar Finlandía rápidamente haciendo valer la superioridad de sus fuerzas, pero la enconada resistencia finesa lo impidió. Aunque los rusos consiguieron romper la defensa finlandesa sufrieron enormes bajas y una pérdida de credibilidad internacional por parte del Ejército Rojo, lo que a buen seguro influyó en la decisión de Hitler de lanzar poco después la Operación Barbarroja, invadiendo la URSS.
Finlandia aguantó hasta marzo de 1940, fecha en que un tratado de paz resolvió ceder casi el 10% del territorio finés y el 20% de su capacidad industrial a la Unión Soviética, pero el país nórdico retuvo su soberanía y su resistencia despertó simpatías en todo el mundo. Durante esa contienda, denominada Guerra de Invierno, que duró poco más de 3 meses (entre el 30 de noviembre de 1939 y el 12 de marzo de 1940), Simo Häyhä liquidó a más de 500 soldados soviéticos. Ahí es nada. Menudo hacha el tío...
A medida que la leyenda de "La Muerte Blanca" iba creciendo, los rusos pusieron precio a su cabeza y trataron de acabar con Häyhä, planificando multitud de planes para eliminarlo, incluyendo el envío de francotiradores y ataques de artillería, que no consiguieron ningún resultado. Sin embargo, el 6 de marzo de 1940, Häyhä fue herido en la cara por una bala perdida que le atravesó la mandíbula y le destrozó la mejilla izquierda, dejándolo en estado de coma. El pequeño francotirador fue rescatado por sus compañeros, quienes relataron posteriormente que "la mitad de su cara había desaparecido". El 13 de marzo, el mismo día en que se firmó la paz entre la Unión Soviética y Finlandia, Häyhä recuperó la consciencia, aunque tardó varios años en recuperarse de sus heridas y su rostro quedó desfigurado.
Citas de Cómic (4)
martes, 21 de junio de 2011
Citas Célebres de la 2ª Guerra Mundial (10)
"Os prevengo del modo más solemne de que Hitler, ese hombre nefasto, conducirá a nuestro país al abismo y a nuestra nación a un desastre inimaginable.
Las generaciones venideras os maldecirán en vuestra tumba por haberlo permitido."
General Erich Ludendorff - Carta dirigida a Hindenburg tras nombrar canciller a Hitler el 30 de enero de 1933
lunes, 20 de junio de 2011
La Guerra en Imágenes: Creta
Fallschirmjägers alemanes saltan sobre Creta desde sus aviones de transporte; uno de ellos ha sido alcanzado por la artillería antiaérea británica. 20 Mayo 1941
El comandante en jefe de la guarnición de Creta, el neozelandés Teniente General Bernard Freyberg contempla desde su trinchera el desarrollo de la batalla. Mayo 1941
Paracaidistas alemanes, una vez en tierras cretenses y agrupados, se desplegan hacia sus objetivos. Mayo 1941
Fallschirmjägers alemanes avanzan entre los olivares de la isla de Creta. Mayo-Junio 1941
Paracaidistas alemanes pasan junto a los cuerpos sin vida de varios soldados británicos. Mayo-Junio 1941
Paracaidistas alemanes registran a prisioneros británicos en las inmediaciones del aeródromo de Maleme. Mayo-Junio 1941
jueves, 16 de junio de 2011
Noticias sobre la 2ª Guerra Mundial (6)
-- El pasado día 13 de junio, un bombardero Boeing B-17 "Flying Fortress" de la II Guerra Mundial se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en un campo de maíz, al sureste del Aeropuerto Municipal de Aurora, Illinois, tras el cual se incendió. Sin embargo, las siete personas que iban abordo resultaron ilesas.
El avión había despegado del aeropuerto a las 9:30 am y cayó 20 minutos después a unas cuatro millas de Aurora, al parecer por un incendio en uno de sus cuatro motores. El avión siniestrado, construido en 1944, era propiedad de la Fundación Liberty de Miami, que lo utilizaba ofreciendo viajes al público por $430 por pasajero. Al parecer, el avión estuvo en tierra por problemas en los motores el 6 de junio, cuando había programados algunos vuelos para la prensa y veteranos de la Segunda Guerra Mundial en el Aeropuerto de Aurora, pero el evento fue cancelado.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el B-17 fue utilizado por la USAAF y la RAF, fundamentalmente para realizar bombardeos estratégicos de objetivos industriales y militares alemanes, aunque también participó en el Pacífico, donde llevó a cabo ataques contra objetivos japoneses, demostrando ser uno de los más fiables bombarderos de la contienda junto con el Consolidated B-24 Liberator. Las últimas versiones de este bombardero estaban armadas con 13 ametralladoras de 12,7 mm y podían cargar casi 8.000 kg de bombas.
Pemper fue el administrador de la fábrica que el empresario alemán Oskar Schindler fundó durante la Segunda Guerra Mundial para aprovechar la mano de obra que suponían los judíos en aquel momento. Inicialmente, el empresario pretendía aprovechar la situación en Polonia (recientemente invadida por el ejército nazi) para crear una fábrica de artículos de cocina, por lo que adquirió a un bajo precio una fábrica en Cracovia, a la que nombró Deutsche Emaillewaren-Fabrik. Esta fábrica, con sus instalaciones intactas, se dedicaba a la confección de ollas y utensilios de cocina en tiempos de paz, pero Schindler adaptó la producción para abastecer a la Wehrmacht con utensilios de campaña. Como la mano de obra germana resultaba cara y además escasa, resolvió negociar con el comandante del campo de trabajo de Plaszow, el Hauptsturmführer SS (capitán) Amon Goeth, para que le facilitara mano de obra judía proveniente del gheto de Cracovia, la opción de trabajo más económica disponible. Schindler se dió cuenta de la situación de injusticia que vivían sus trabajadores e intentó ayudarlos y evitarles la entrada en campos de concentración o de exterminio, aunque para ello tuvo que, en muchas ocasiones, llegar comprar a los judíos para salvarlos de los crematorios. Oskar Schindler murió en 1974 en el anonimato, aunque años más tarde fue homenajeado por los miles de descendientes de los judíos que salvaron la vida gracias a su acción durante la guerra.
Mieczyslaw Pemper transmitió, entre otros, la historia de la lista de Schindler a Tom Keneally, autor de la obra "El arca de Schindler", en la que se basó el director de la película para narrar la histora de Oskar Schindler que durante la guerra empleó a los judios en su fábrica con el objetivo de salvarles de los campos de concentración. Keneally consiguió la lista de Schindler hace casi 30 años en una tienda en Los Ángeles, cedida por una de las personas a las que ayudó Schindler: Leopold Pfefferberg, el obrero judío número 173 de la lista. quien quería que el novelista escribiese la historia.
martes, 14 de junio de 2011
Reseñas Libros: "Aquellos Hombres Grises"
En su ensayo, Browning aborda los asesinatos masivos de judíos producidos en Polonia entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y se centra en las actividades del Batallón de Reserva Policial 101 de la Policía del Orden desplegado en los territorios de la Polonia ocupada por la Alemania nazi.
Estos batallones policiales eran unidades con entrenamiento y estructura militar que dependían de la Oficina Central de la Policía del Orden (Ordnungspolizei) bajo las órdenes de Kurt Daluege, si bien, a la cabeza del escalafón de mando se encontraba Heinrich Himmler, quien no sólo era el máximo responsable de las SS, sino también era el jefe de todas las unidades de policía del Tercer Reich - como la Policía Secreta del Estado (Gestapo) o la Policía Criminal (Kriminalpolizei o Kripo) entre otras -. Su función era la de la mantener la seguridad y hacer cumplir la ley en los territorios ocupados, pero también fueron empleados en la lucha contra los partisanos y sobre como parte del engranaje de aniquilación masiva de judíos conocido como la Solución Final.
A pesar de depender en última instancia del Reichsfürher-SS, lo cierto es que la mayoría de los integrantes del Batallón 101 ni siquiera habían formado parte de las Juventudes Hitlerianas, el Partido Nazi o las SS (a excepción de casi todos los oficiales). Fundamentalmente eran voluntarios (policías o ex-policías, reservistas demasiado mayores para ser enviados al frente y profesionales de clase media), pero ello no fue obstáculo para que sus integrantes llevaran a cabo una labor de exterminio que nada tenía que envidiar a la practicada por los secuaces de Himmler.
Realmente es estremecedor saber que esta unidad - formada por unos 500 hombres aproximadamente - fuera responsable de la ejecución de 38.000 judíos y de la deportación al campo de exterminio de Treblinka de otros 45.000 judíos, muchos de los cuales morirían en las cámaras de gas o bien durante el inhumano traslado en tren al citado campo o víctimas de las terribles condiciones de vida existentes en Treblinka.
Y estremece todavía más, saber que tan sólo una minoría de estos hombres (un 10%) no hicieron absolutamente nada por evitar asesinar a miles de judíos - fundamentalmente mujeres y niños - cuando lo cierto es que podían haberlo hecho sin tener graves repercusiones o castigos. Al comienzo del libro se cuenta como el comandante de la unidad, resignado y con lágrimas en los ojos, les explicó los pormenores de su primera acción - que se saldaría con la ejecución de 1.500 judíos en la localidad de Józefów - instando a todo aquel que no se sintiera con fuerzas de cumplir con la misión a dar un paso al frente solicitando ser eximido o relevado de participar en la misma y en posteriores acciones similares. Sin embargo, sólo una docena de hombres aceptó la oferta de su comandante.
El resto se dejó de llevar y se subió al carro de las matanzas, del que con posterioridad sólo unos pocos, terminaron bajándose al no poder soportarlo. La gran mayoría acabó insensibilizándose o justificando sus acciones, e incluso hubo muchos que terminaron disfrutando de lo que hacían, ofreciéndose incluso voluntarios para las diversas "acciones judías" emprendidas por el batallón.
Mediante la minuciosa reconstrucción de las actividades de esos hombres grises y de los interrogatorios a que fueron sometidos 200 de ellos durante los juicios celebrados en la década de 1960, el autor nos cuenta las atrocidades cometidas por los miembros del Batallón 101, y se pregunta como una unidad de tales características - que al contrario de otras, no había pasado por ningún tipo de selección o especial adoctrinamiento - pudo convertirse en un grupo de asesinos metódicos y despiadados, tratando de encontrar una explicación lógica y razonable a dicha pregunta, con un enfoque para nada maniqueo - que al parecer sorprendió en su día a propios y extraños y provocó una encendida polémica -, sino tremendamente analítico, realista y objetivo tomando todos los puntos de vista posibles (la insensibilidad en tiempo de guerra, el antisemitismo, la segmentación y rutina de la tarea, la ambición por ascender, el acatamiento de las órdenes y la deferencia a la autoridad, el temor a represalias, el adoctrinamiento ideológico, el conformismo...).
Totalmente recomendable esta obra.
lunes, 13 de junio de 2011
Kilroy Was Here
Este graffiti se hizo muy popular entre los soldados norteamericanos, que allá donde pasaran, fuera el Norte de África, en Europa o las islas del Pacífico dejaban escrita la frasecita de marras en búnkers y fortificaciones destruidos, tanques y demás vehículos, señales indicadoras, muros o incluso sobre la tierra en los cráteres producidos por las bombas. Seguramente, todo comenzó como una divertida broma que fue alcanzando éxito entre los soldados americanos, quienes querían dejar testimonio de su presencia en los distintos lugares por los que la guerra les llevaba. No obstante, es innegable que dicho mensaje también sirvió como un elemento para dar moral a las tropas: cuando los soldados llegaban a un sitio y veían que Kilroy ya había estado allí, se contagiaba el sentido del humor de los que les habían precedido y les servía como ánimo para afrontar con mejor disposición las penalidades y sacrificios de la vida en la línea del frente.
Pero ¿quien diablos era el tal Kilroy? ¿Quién escribió por primera vez ese mensaje que se propagó como la pólvora por todos los escenarios de la contienda? Lo cierto es que nadie lo sabía y quizás ese desconocimiento era lo que otorgaba al asunto un cierto halo de leyenda y misterio. Terminada la guerra, en los EEUU la identidad del susodicho Kilroy seguía siendo todo un misterio y las versiones sobre su origen eran innumerables. Sin embargo, parece ser que la teoría más aceptada es la siguiente:
Para tratar de resolver el enigma, un fabricante de automóviles promovió un original concurso consistente en regalar unos de sus vehículos a la persona que acreditase ser el auténtico Kilroy. Como puede imaginarse se presentaron un buen número de candidatos: unos 40 soldados apellidados Kilroy se atribuyeron el honor de ser los primeros en haber escrito la famosa pintada, pero ninguno de ellos pudo aportar pruebas suficientes para demostrar la veracidad de sus pretensiones.
Finalmente, cuando parecía que el concurso iba a quedar desierto, apareció un tipo llamado Jim Kilroy, quién no era soldado, sino que durante la guerra había trabajado como supervisor en unos astilleros en Quincy (Massachusetts). Su trabajo era revisar los remaches de las planchas de acero para los buques y cuando acababa con una, comprobando que todo era correcto, les hacía una señal con tiza para distinguirlas de aquellas otras que no había comprobado. Sin embargo, parece ser que se dió cuenta de que en alguna ocasión se le devolvían planchas ya revisadas, probablemente porque la marca de tiza se borraba. Esto era un inconveniente, pues cobraba en función del numero de planchas que era capaz de revisar, y al tener que volver a comprobar planchas que ya había revisado, perdía tiempo y en consecuencia, sus ingresos podían disminuir. Para solucionar el problema, cambió la manera de marcar las planchas, escribiendo con pintura la inscripción "Kilroy was here" en las planchas ya revisadas.
Lo normal era que al acabar de construir un buque, la pintura aún perdurara, siendo visible en algunas planchas. Y dado que esos barcos se usaban para el transporte de tropas, de esa manera el mensaje llegó a miles de soldados que se dirigían a la guerra, quienes se encargaron de reproducirlo cuando llegaron a su destino. La versión de Jim Kilroy fue corroborada por otros trabajadores del astillero, lo que vino a suponer la prueba definitiva de que el supervisor era el auténtico Kilroy, ganando el premio del concurso.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la leyenda de Kilroy dio lugar a una anécdota sucedida en Londres en 1944. Una anciana apareció asesinada en su apartamento, no existiendo ninguna pista del crimen a excepción de una pintada en la pared que decía: "Ha sido Kilroy". Esto centró las sospechas de la policía londinense en las tropas norteamericanas que estaban concentradas al sur del país, esperando a ser embarcadas para participar en la invasión del continente europeo que iba a tener lugar en las playas de Normandía. Se estudiaron y revisaron muchos historiales médicos de soldados norteamericano tratando de encontrar alguno con trastornos mentales que le hubieran podido empujar a cometer el asesinato. Sin embargo, la solución del caso era mucho más sencilla: el autor del crimen había sido un vecino de la fallecida, un desequilibrado mental apellidado precisamente Kilroy, quien no entendía como la policía aún no había ido a detenerle, pues creía que el mensaje que les había dejado era bastante revelador.
Como curiosidad, os cuento que la famosa pintada aparece al final de la película de Brian G. Hutton, "Los Violentos de Kelly" ("Kelly's Heroes"), junto con la frase "up yours baby", como podéis ver en la foto de aquí arriba. También en el videojuego "Brothers in Arms - Hell's Highway", según se observa en la captura de pantalla que también os muestro.
domingo, 12 de junio de 2011
Citas Célebres de la 2ª Guerra Mundial (9)
sábado, 11 de junio de 2011
Citas de Cómic (3)
jueves, 9 de junio de 2011
Salvar al Soldado Niland
En la cinta, a la Compañía C del 2º Batallón de Rangers que manda el Capitán John H. Miller (Tom Hanks) se le ordena encontrar al soldado James Francis Ryan (Matt Damon), paracaidista de la 101ª División Aerotransportada, desaparecido en combate en algún lugar de Normandía, a fin de enviarlo de regreso a casa inmediatamente, ya que los 3 hermanos de Ryan han fallecido en combate con escasos día de diferencia y su madre recibirá los avisos de su fallecimiento en la misma fecha.
"Fritz" tenía 3 hermanos, a saber:
Preston Niland, quien también luchó en el Desembarco de Normandía. Era Teniente de la 4ª División de Infantería (22º Regimiento), que desembarcó en la playa Utah. Murió en combate al día siguiente, el 7 de Junio de 1944, en la zona noroeste de dicha playa.
Por último, Edward Niland enrolado en el U.S. Army Air Forces, también con el grado de Sargento, en Mayo de 1944 desapareció en combate y fue dado por muerto al ser derribado su bombardero B-25 Mitchell en el Frente del Pacífico.
"Fritz" Niland, tras luchar con su regimiento durante los primeros días de la campaña de Normandía - siendo condecorado con una Estrella de Bronce, por destruir con granadas un nido de ametralladoras el 12 de Junio -, se acercó al cuartel general de la 82ª División Aerotransportada para ver a su hermano paracaidista Robert, se enteró no sólo de la muerte de Bob sino también de la fatal suerte de sus otros dos hermanos (el telegrama comunicando el presumible fallecimiento de Edward (el aviador) llegó al domicilio de su madre el 8 de Junio de 1944).
El capellán del 501º Regimiento de Infantería Paracaidista, Francis Sampson, tuvo conocimiento de que "Fritz" era el único superviviente de los cuatros hermanos Niland y decidió escribir una carta al alto mando para que lo enviaran de vuelta a casa. Sin embargo, "Fritz" permaneció con su regimiento en Normandía hasta que a finales del mes de Julio de 1944 fue embarcado hacia Inglaterra. Allí estuvo en la base de la división en Lamborne - llegando incluso a prepararse para dos misiones más que finalmente fueron canceladas - hasta que al final del verano de 1944 llegó la orden de enviarlo de vuelta a los EEUU. Aunque protestó contra dicho mandato - quería volver al frente y vengar la muerte de sus hermanos - finalmente fue enviado a casa donde ingresó en la Policía Militar del estado de New York, en la que prestó sus servicios hasta el final de la guerra.
Posteriormente se supo que Edward Niland estaba vivo. Había podido saltar en paracaídas sobre las junglas de Birmania, siendo capturado por los japoneses el 16 de Mayo de 1944, permaneciendo en un campo de prisioneros hasta su liberación el 4 de Mayo de 1945. Preston y Robert Niland están enterrados, uno al lado del otro, en el cementerio estadounidense de Colleville-sur-Mer, Normandía.
La historia de los 5 hermanos Sullivan es más trágica si cabe, pues ambos murieron en combate al ser hundido por un torpedo japonés el crucero ligero USS Juneau, en el que todos ellos servían. Los hermanos, originarios de Waterloo, Iowa, eran George Thomas Sullivan (27), Francis "Frank" Henry Sullivan (25), Joseph "Joe" Eugene Sullivan (23), Madison "Matt" Abel Sullivan (22) y Albert "Al" Leo Sullivan (19). Se alistaron el 3 de Enero de 1942, solicitando servir juntos. La Marina estadounidense tenía la norma de separar a los hermanos para evitar que muriesen todos en un mismo ataque, pero no era siempre cumplida.
Esta historia, como decía antes, también inspira en parte el film "Salvar al Soldado Ryan". En la película, cuando al General Marshall se le cuenta lo sucedido a los hermanos Ryan, se menciona también a lo ocurrido a los 5 hermanos Sullivan, tras lo cual, el general ordena que encuentren al soldado James Ryan. Además, como ocurrió con los Sullivan, en el film la muerte de los 3 hermanos Ryan se comunica al mismo tiempo a su madre.