"Aquellos hombres grises: El Batallón 101 y la Solución Final en Polonia" ("Ordinary Men") de Christopher R. Browning es una obra brutal pero totalmente fundamental e imprescindible para conocer a fondo el Holocausto judío llevado a cabo por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
En su ensayo, Browning aborda los asesinatos masivos de judíos producidos en Polonia entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y se centra en las actividades del Batallón de Reserva Policial 101 de la Policía del Orden desplegado en los territorios de la Polonia ocupada por la Alemania nazi.
Estos batallones policiales eran unidades con entrenamiento y estructura militar que dependían de la Oficina Central de la Policía del Orden (Ordnungspolizei) bajo las órdenes de Kurt Daluege, si bien, a la cabeza del escalafón de mando se encontraba Heinrich Himmler, quien no sólo era el máximo responsable de las SS, sino también era el jefe de todas las unidades de policía del Tercer Reich - como la Policía Secreta del Estado (Gestapo) o la Policía Criminal (Kriminalpolizei o Kripo) entre otras -. Su función era la de la mantener la seguridad y hacer cumplir la ley en los territorios ocupados, pero también fueron empleados en la lucha contra los partisanos y sobre como parte del engranaje de aniquilación masiva de judíos conocido como la Solución Final.
A pesar de depender en última instancia del Reichsfürher-SS, lo cierto es que la mayoría de los integrantes del Batallón 101 ni siquiera habían formado parte de las Juventudes Hitlerianas, el Partido Nazi o las SS (a excepción de casi todos los oficiales). Fundamentalmente eran voluntarios (policías o ex-policías, reservistas demasiado mayores para ser enviados al frente y profesionales de clase media), pero ello no fue obstáculo para que sus integrantes llevaran a cabo una labor de exterminio que nada tenía que envidiar a la practicada por los secuaces de Himmler.
Realmente es estremecedor saber que esta unidad - formada por unos 500 hombres aproximadamente - fuera responsable de la ejecución de 38.000 judíos y de la deportación al campo de exterminio de Treblinka de otros 45.000 judíos, muchos de los cuales morirían en las cámaras de gas o bien durante el inhumano traslado en tren al citado campo o víctimas de las terribles condiciones de vida existentes en Treblinka.
Y estremece todavía más, saber que tan sólo una minoría de estos hombres (un 10%) no hicieron absolutamente nada por evitar asesinar a miles de judíos - fundamentalmente mujeres y niños - cuando lo cierto es que podían haberlo hecho sin tener graves repercusiones o castigos. Al comienzo del libro se cuenta como el comandante de la unidad, resignado y con lágrimas en los ojos, les explicó los pormenores de su primera acción - que se saldaría con la ejecución de 1.500 judíos en la localidad de Józefów - instando a todo aquel que no se sintiera con fuerzas de cumplir con la misión a dar un paso al frente solicitando ser eximido o relevado de participar en la misma y en posteriores acciones similares. Sin embargo, sólo una docena de hombres aceptó la oferta de su comandante.
El resto se dejó de llevar y se subió al carro de las matanzas, del que con posterioridad sólo unos pocos, terminaron bajándose al no poder soportarlo. La gran mayoría acabó insensibilizándose o justificando sus acciones, e incluso hubo muchos que terminaron disfrutando de lo que hacían, ofreciéndose incluso voluntarios para las diversas "acciones judías" emprendidas por el batallón.
Mediante la minuciosa reconstrucción de las actividades de esos hombres grises y de los interrogatorios a que fueron sometidos 200 de ellos durante los juicios celebrados en la década de 1960, el autor nos cuenta las atrocidades cometidas por los miembros del Batallón 101, y se pregunta como una unidad de tales características - que al contrario de otras, no había pasado por ningún tipo de selección o especial adoctrinamiento - pudo convertirse en un grupo de asesinos metódicos y despiadados, tratando de encontrar una explicación lógica y razonable a dicha pregunta, con un enfoque para nada maniqueo - que al parecer sorprendió en su día a propios y extraños y provocó una encendida polémica -, sino tremendamente analítico, realista y objetivo tomando todos los puntos de vista posibles (la insensibilidad en tiempo de guerra, el antisemitismo, la segmentación y rutina de la tarea, la ambición por ascender, el acatamiento de las órdenes y la deferencia a la autoridad, el temor a represalias, el adoctrinamiento ideológico, el conformismo...).
Totalmente recomendable esta obra.
Uffff...ni selección ni adoctrinamiento...si es que en realidad somos malos por naturaleza, los buenos son excepciones...
ResponderEliminar1besico!
pd. Me apunto el libro pero no sé si podré leerlo, me pongo mala.
Aunque tenga pasajes muy duros, te recomiendo este libro, para ver de lo que es capaz, en determinadas circunstancias un ciudadano medio, digamos normal y corriente. Y lo mejor de todo, es leer los testimonios de los verdugos y ver las justificaciones que hacían algunos de sus actos...
ResponderEliminarMuy buena reseña, donde se puede conseguir el libro? gracias, y muy interesante tu blog!
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