El USS William D. Porter - conocido entre su tripulación como "Willie Dee", fue un destructor de la U.S. Navy (Armada de los Estados Unidos), que se hizo famoso durante la Segunda Guerra Mundial por su curiosa trayectoria de mala suerte, y sobre todo por estar a punto de enviar a pique, con un torpedo disparado por error, al acorazado USS Iowa, en el que viajaba el Presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Pero vayamos por partes:
El 12 de noviembre de 1943, al Willie Dee se le encomendó como primera misión ubicarse en la desembocadura del río Potomac y aguardar instrucciones. En ese lugar estaba el acorazado USS Iowa, que embarcó al Presidente Roosevelt y al Secretario de Estado Cordell Hull , que se dirigían a la Conferencia de los Jefes Aliados en Teherán. Su destino era el puerto norteafricano de Mers el-Kebir, para desplazarse después por vía aérea a la ciudad persa. El USS William D. Porter - llamado así en honor del célebre comodoro de la Guerra de Secesión - era el tercer destructor de escolta de un total de tres, más dos portaaviones ligeros, y su misión era proporcionar cobertura antisubmarina para la flotilla.
El viaje del Willie Dee no empezó precisamente con los mejores augurios. Cuando el Capitán Wilfred Walter ordenó "Atrás despacio" para sacar al mar su barco, se produjo un gran estruendo de madera resquebrajándose. Lo que ocurría era que el ancla del destructor se había enganchado a un buque mercante vecino y le había arrancado barandas, balsas salvavidas, un bote y otros pedazos de metal variados.
El viaje del Willie Dee no empezó precisamente con los mejores augurios. Cuando el Capitán Wilfred Walter ordenó "Atrás despacio" para sacar al mar su barco, se produjo un gran estruendo de madera resquebrajándose. Lo que ocurría era que el ancla del destructor se había enganchado a un buque mercante vecino y le había arrancado barandas, balsas salvavidas, un bote y otros pedazos de metal variados.
No acabarían ahí los incidentes para el buque del Capitán Walter: poco después de que el convoy se agrupara y comenzara su viaje, mientras cruzaban el Mar de los Sargazos (una zona donde recientemente habían sido hundidos varios barcos por los submarinos alemanes), se produjo una explosión en el mar y una enorme columna de agua llamó la atención de los vigías. De inmediato todos los buques tocaron a zafarrancho de combate e iniciaron maniobras evasivas temiendo la presencia de un submarino germano, hasta que el Willie Dee informó que la explosión no era fruto de un ataque de un U-Boot, sino que una de sus cargas de profundidad se había soltado y caído al agua, y al no tener puesto el seguro como era preceptivo, había explotado.
El siguiente incidente en que se vio involucrado el destructor tuvo consecuencias más trágicas. Una fuerte borrasca afectaba al convoy, cuando una gran ola barrió la cubierta del Willie Dee, lanzando al agua a uno de sus marineros, el cual no pudo ser rescatado. Debido a las características especiales de la misión, el convoy no podía detenerse, pues hubiera podido atraer a algún submarino alemán, poniendo así en peligro la vida del presidente. Pasada la tormenta, el USS William D. Porter, continuó con sus problemas: esta vez, un fallo en sus máquinas que provocó que el convoy tuviera que ralentizar su marcha para garantizar su seguridad y no quedar desprotegidos.
Como es evidente, los comentarios poco halagüeños hacia el Willie Dee y su tripulación cundían en los puentes de los buques vecinos, debido a los continuos incidentes. Incluso el Almirante Ernest J. King llamó al capitán Walter a bordo del USS Iowa (en la foto de aquí abajo) y lo recriminó por sus continuos fallos.
El 14 de noviembre, con el convoy navegando al este de las Bermudas, el capitán del USS Iowa ofreció a Roosevelt y sus asistentes una demostración de las defensas antiaéreas del acorazado. El Presidente ocupó un lugar adecuado en cubierta y el acorazado desencadenó una lluvia de fuego contra una serie de globos meteorológicos lanzados para que sirvieran de blanco; Walter y sus hombres, a 6.000 yardas de distancia, contemplaban el espectáculo ansiosos por causar una buena impresión que los rehabilitase de tan mala imagen y vieron una oportunidad cuando algunos globos escapados a la atención de los artilleros del Iowa fueron arrastrados por el viento hacia el Willie Dee.
El capitán Walter ordenó zafarrancho de combate y sus artilleros abrieron fuego contra los globos. Al mismo tiempo, el comandante del destructor ordenó al resto de la tripulación llevar a cabo un simulacro de ataque con torpedos. Al recibir la orden los marineros Lawton Dawson y Tony Fazio comenzaron a simular un lanzamiento de torpedos. La única diferencia entre un simulacro y un lanzamiento real consistía en que durante los simulacros, se retiraban antes de hacer fuego los detonadores de las cargas explosivas que expulsaban los torpedos de sus tubos. Para llevar a cabo un simulacro realista, los encargados de los torpedos necesitaban un blanco para hacer sus cálculos y lo normal era utilizar para ello cualquier barco cercano. Y el objetivo más cercano en este caso era el Iowa.
Cuando Dwason y Fazio estuvieron listos, el oficial de cubierta ordenó "Fuego el uno" y los torpedistas "dispararon" el primer torpedo. Después de una pausa para simular el tiempo que en un disparo real se hubiera invertido en comprobar el rumbo del torpedo, el oficial ordenó "Fuego el dos", y después de otra pausa, ordenó "Fuego el tres". Pero esta vez se produjo un chapoteo y el torpedo verdaderamente salió disparado del tubo hacia las aguas, ante el asombro y el horror de los oficiales del destructor: acababan de lanzar un torpedo armado contra el acorazado en que viajaba el Presidente Roosevelt.
El puente del Willie Dee se convirtió en un torrente de órdenes y contraórdenes tratando de confirmar lo que todos temían que estaba ocurriendo. Como mucho, el torpedo necesitaría unos dos minutos para alcanzar su blanco, pero un acorazado como el USS Iowa no iba a esquivarlo fácilmente. No había un segundo que perder. El capitán Walter ordenó que se avisara inmediatamente al Iowa del peligro, pero como había órdenes estrictas de mantener silencio de radio por las características de la misión, un marinero tenía que emitir el mensaje con el telégrafo marino transmitiendo en Código Morse. Sin embargo, debido a las nervios, las prisas y la inexperiencia del pipiolo marinero encargado de transmitir el mensaje, este se "hizo la picha un lío": primero transmitió que había un torpedo en el agua alejándose del acorazado presidencial, y después, en lugar de recomendar al Iowa que pusiera sus máquinas en "Todo Atrás" para esquivar el torpedo, señaló que el Willie Dee se había atascado en "marcha atrás a toda máquina". En el USS Iowa, lógicamente, no entendían una mierda.
Sin tiempo para intentarlo otra vez, el capitán del Willie Dee decidió romper el silencio de radio y gritó: "¡Torpedo en el agua! ¡Lion, caiga a estribor! ¡Emergencia! ¡A estribor, Lion, caiga a estribor!". Al mismo tiempo, los vigías del acorazado divisaron el torpedo y aullaron aterrorizados "¡Torpedo a estribor! ¡No es un simulacro! ¡Torpedo a estribor!", momento en que el USS Iowa viró abruptamente a estribor y aceleró a toda máquina, mientras sonaban las sirenas de alarma, los tripulantes corrían a sus puestos de combate y su artillería abría fuego contra el torpedo. Al parecer, al virar a estribor, el buque se escoró de tal forma que la silla de ruedas del presidente comenzó a deslizarse hacia la borda amenazando con caerse al mar. Sus guardaespaldas tuvieron muchas dificultades para retenerla junto a su magna carga. Se dice que uno de ellos, incluso llegó a sacar su pistola y disparó al torpedo que se acercaba.
El acorazado del presidente logró virar a tiempo y esquivar por los pelos al torpedo, que explotó en su estela. Más tarde, el propio Roosevelt hizo una anotación en su diario sobre el incidente: "Lunes, demostración de artillería. El Porter nos lanzó un torpedo por error. Lo vi, falló por unos 1.000 pies (unos 300 metros)."
El incidente estaba muy lejos de haber terminado. Poco después el USS Iowa radiaba preguntado qué diablos había pasado. "Hemos sido nosotros," fue todo lo que Walter pudo decir, tratando de convencer al Almirante King, que como es lógico estaba hecho una furia, de que todo había sido un lamentable error. Sus esfuerzos no tuvieron éxito y el Willie Dee fue expulsado del convoy y se dirigió a la base naval estadounidense en Bermudas.
Toda la tripulación del destructor fue arrestada y sometida después a un consejo de guerra, en el cual, las investigaciones determinaron que por error, al tubo lanzatorpedos no se le había retirado el detonador en el momento del simulacro, y que tanto los oficiales como los marineros eran inexpertos en maniobras navales. Pese a todo, casi habían mandado al infierno al barco del presidente, y alguien tenía que pagar el pato. Por su negligencia inicial y su comportamiento posterior, el marinero Dawson fue condenado a 14 años de trabajos forzados. Afortunadamente, no llegó a cumplirlos, pues cuando Roosevelt fue informado de la sentencia otorgó un perdón presidencial al joven y ordenó a la Marina que no infligiese ningún otro castigo al joven marinero, pues todo había sido un error y nadie había sido perjudicado.
Sin embargo, desde entonces, el USS William D. Porter fue considerado portador de mala suerte y objeto de todo tipo de chanzas y burlas. Era habitual que el destructor fuera recibido con saludos como "¡Alto el fuego! Nosotros no votamos a Roosevelt!" o "¡No disparen, somos Republicanos" (Roosevelt era demócrata) y otros por el estilo. El Willie Dee era el estigma de la flota y fue destinado hacia donde nadie lo deseaba, a las gélidas Islas Aleutianas, en Alaska. Durante su servicio en las duras condiciones árticas de la zona la tripulación trabajó duro para convencer al Alto Mando de que cambiase su estimación del Willie Dee, pero a pesar de que en general se comportaron bien, el barco parecía perseguido por una maldición, y les resultó imposible deshacerse de su embarazoso pasado. Para empeorar las cosas, durante un permiso entre dos períodos de maniobras en las Aleutianas un marinero regresó a bordo del barco completamente borracho y tuvo la 'genial' idea que disparar uno de los cañones del buque, impactando el proyectil de 127 mm en el jardín delantero de la residencia del Comandante de la Base, en el que celebraba una fiesta para los oficiales y sus esposas. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas, pero la ya dañada reputación del destructor recibió otro considerable varapalo.
Posteriormente, el destructor sirvió como escolta antisubmarina en el Atlántico Norte, sin nuevos incidentes, tras lo cual, el capitán Charles M. Keyes relevó a Walter como oficial en jefe del Willie Dee el 30 de mayo de 1944. Keyes, decidido a cambiar la imagen del navío a su mando, sometió a la tripulación a un duro y riguroso entrenamiento en maniobras navales y de defensa artillera, que dio su frutos pues durante las campañas en el Pacífico Norte (Islas Kuriles) y Occidental (Filipinas) no hubo más contratiempos, desempeñando sus misiones de escolta antisubmarina y contra los ataques aéreos con normalidad, obteniendo pequeños éxitos al conseguir derribar varios aviones japoneses.
Durante la Batalla de Okinawa proporcionó nuevamente protección antiaérea y antisubmarina para los buques de la flota estadounidense, así como apoyo de artillería a los Marines que desembarcaban en la isla. Entre el 1 de abril y 5 de mayo, disparó 8500 proyectiles de 127 milímetros contra blancos en la costa y contra aviones enemigos - sobre todo ataques kamikazes - durante los ataques aéreos casi incesantes contra la fuerza de invasión. El 10 de junio de 1945, el Willie Dee detectó una formación de aviones japoneses que resultaron ser kamikazes. Un Aichi D3A se abalanzó contra el destructor que disparó frenéticamente sus defensas antiaérea consiguiendo alcanzar al avión, que cayó al mar.
Sin embargo, la mala suerte volvería a atacar al USS William D. Porter, esta vez de manera definitiva. En vez de explotar en la superficie, el kamikaze cayó y se sumergió en diagonal a casi a 10 m del buque americano, siguiendo en dirección hacia el destructor por debajo de la quilla, y explotando justo debajo de él, lo que provocó, finalmente, el hundimiento del gafado destructor. Por fortuna, no hubo que lamentar ninguna baja, y toda la tripulación pudo ponerse a salvo y ser rescatada por otros barcos (como se aprecia en la foto de arriba).
Pese a todo, el USS William D. Porter recibió 4 estrellas de combate por los servicios prestados durante la guerra.
Una mala temporada la tiene cualquiera, quisquillosos!!
ResponderEliminarJoder Furi, parece de coña...ni Mortadelo y Filemón son tan cafres, jajajajaj. De verdad que estaba gafado, no podía terminar de otra forma.
ResponderEliminar1besico!
DIEGO: Bienvenido por estos lares y gracias por comentar. Mala temporada o no, la verdad es que casi se cargan al presidente, y eso para los yankees, no tiene perdón... Con la afición a darle al gatillo que tienen, muchos compatriotas murieron por el llamado "fuego amigo", bien fuera de artillería, de la aviación o de la simple infantería, pero eso daba igual, el presidente es un semidios...
ResponderEliminarFIONA: Jjejeje, a ver si en ves de la USNavy era un barco de la TIA. Aun con todo, tuvieron suerte. Si no me equivoco fue el único destructor de toda la guerra, que fue hundido sin sufrir ni una sola baja. De hecho, creo que la única muerte que tuvo en su tripulación fue la del aquel marino que cayó al agua en la tormenta...