"El momento por el que mi padre recibía la calificación de héroe no era particularmente memorable ni valioso. Cuando le mostraron la foto por primera vez, no tenía ni idea de qué le estaban hablando. No se reconocía a sí mismo ni a sus compañeros. Para él, para los que estaban en la cima del Suribachi en ese instante, plantar aquella bandera fue tan importante como anudarse los cordones de las botas.
La ironía, por supuesto, es que Doc Bradley, como tantos otros, fue en verdad un héroe en Iwo Jima. Y en más de una ocasión. Y la maldita foto reflejaba, precisamente, uno de los pocos momentos en los que ni él ni sus camaradas estaban haciendo nada relevante. En 1998, el doctor James Wittmeier, supervisor médico de Doc en la isla, se sentó silenciosamente junto a mí. Me dejó que le preguntase de diversas maneras por qué creía que mi padre jamás habló sobre ese asunto. Finalmente, tras unos embarazosos minutos, se giró hacia mí y me dijo dulcemente: '¿Has tenido alguna vez entre tus manos un huevo roto? Pues bien, así es como tu padre y yo teníamos que coger las cabezas de esos muchachos en Iwo.' Las cabezas de los auténticos héroes, viendo como la vida se les escapaba a cada segundo mientras los sostenía entre sus brazos.
John Bradley sabía qué era el heroísmo y podía separar de aquella imagen, de aquella idiotez, la esencia real del concepto. Y no importaba que millones de personas creyesen lo contrario: John Bradley sabía que el fervor épico forjado alrededor de la fotografía era espurio.
Papá no quería que su vida fuese dictada por la Fotografía, por aquello que inundaba la cabeza de la gente cuando la contemplaban. Lo que el retrato representaba para ellos no tenía ningún valor para él. Bella, elegante, inspirada: sí. La imagen más reproducida en la historia de la fotografía: sí. Y un modelo para el mayor monumento de bronce del mundo, pues sí, ciertamente.
Y a partir de ahí, falacia. Una malinterpretación crucial, desde sus fundamentos. Y no representativa de ningún tipo de proeza, no para alguien que había pasado por miles de eternos segundos en situaciones realmente épicas."
James Bradley - "Banderas de Nuestros Padres" (págs. 324-325)
Ale, a tomar por culo el momentazo de la foto, jajaj, pero es que tiene que joder haber estado jugándote la vida a diario y ver cómo la perdían otros, para que te recuerden por algo así que para ti no tuvo la más mínima importancia.
ResponderEliminarJoe furi, lo de los huevos cascados y las cabezas me ha dejado paralizada...buuuf.
1besico!
@Fiona: Como operación de marketing y propagandística el tema de la bandera de Iwo Jima fue todo un acierto del gobierno norteamericano que la rentabilizó al máximo. Para los supervivientes de la batalla - sólo 3, de los 6 que izaron la bandera en el monte Suribachi - que los consideraran héroes por ese momento (cuando la isla distaba mucho de haber sido tomado) les parecía casi un insulto para los miles de jóvenes que murieron en Iwo Jima y en otras islas del Pacífico.
ResponderEliminarEn particular, el pobre Ira Hayes llevó particularmente mal el asunto como te contaba en su día por aquí:
http://blitzkrieg2gm.blogspot.com.es/2011/12/canciones-sobre-la-2-guerra-mundial-3.html
Un besico!!