"Cualquier soldado alemán que mostrara compasión por los sufrimientos de los prisioneros soviéticos era objeto de burla por parte de sus compañeros. La inmensa mayoría de ellos consideraba a los cientos de miles de prisioneros poco más que alimañas. Las lamentables condiciones de suciedad en las que se hallaban, como consecuencia del trato recibido, no hacían más que reforzar los prejuicios inspirados por la propaganda de los últimos ocho años. De ese modo, las víctimas eran deshumanizadas como si aquello fuera el cumplimiento de un profecía. Un soldado encargado de la vigilancia de una columna de prisioneros soviéticos escribía a su casa que estos comían "hierba como si fueran ganado". Y cuando pasaban por delante de un campo de patatas, "se tiran al suelo, cavan con las uñas y se las comen crudas". A pesar de que el elemento fundamental de la Operación Barbarroja según los encargados de su planificación habían sido las batallas de envolvimiento, las autoridades militares alemanas habían hecho deliberadamente muy poco para prepararse para la captura masiva de prisioneros. Cuantos más murieran por abandono, menos bocas habría que alimentar.
Un prisionero de guerra francés describía la llegada de un grupo de soldados soviéticos a un campo de la Wehrmacht en territorio del Gobierno General en los siguientes términos: "Los rusos llegaban en filas, de cinco en cinco, cogidos del brazo, pues ninguno podía caminar por sí solo; 'esqueletos ambulantes' es la única descripción que les habría cuadrado. El color de su rostro no era ni siquiera amarillo, sino verdoso. Casi todos llevaban los ojos semicerrados, como si no tuvieran fuerza para fijar la vista en nada. Caían por filas, cinco hombres a la vez. Los alemanes se precipitaban sobre ellos y los golpeaban con las culatas de sus fusiles y con látigos".
Posteriormente los oficiales alemanes intentaron atribuir el trato dispensado a los tres millones de prisioneros de guerra capturados en el mes de octubre a la falta de tropas para vigilarlos y a la escasez de medios de transporte para asegurar su alimentación. Sin embargo, miles de prisioneros del Ejército Rojo murieron durante las marchas forzadas simplemente porque la Wehrmacht no quiso que ni sus vehículos ni sus trenes se "infectaran" con la presencia de aquella masa de hombres "malolientes". No habían sido preparados campos de prisioneros de ningún tipo, de modo que decenas de millares de ellos fueron amontonados como ganado a la intemperie en recintos vallados con alambre de espino. Apenas se les daba de comer y de beber. Todo ello formaba parte del Plan Hambre diseñado por los nazis para exterminar a treinta millones de ciudadanos soviéticos y acabar así con el problema de "superpoblación" de los territorios ocupados. Los heridos eran dejados al cuidado de los doctores del Ejército Rojo, a quienes por lo demás se privaba de todo tipo de suministros médicos. Cuando los guardias alemanes arrojaban por encima de las alambradas cantidades totalmente insuficientes de pan, se divertían mirando cómo los hombres se peleaban por él. Solo en 1941 murieron de hambre, de enfermedad o de exposición a la intemperie más de dos millones de prisioneros soviéticos".
Antony Beevor - "La Segunda Guerra Mundial" (págs.295-297)
Off topic: http://mejorenvo.com/descargar-Shtikat-Haarchion-pelicula-9118.html
ResponderEliminar@MrLombreeze: No conocía este documental, pero tiene una pinta de lo más interesante. Me lo descargo vía torrent, a la voz de ya. Gracias maño!!
ResponderEliminarOtra prueba que el III Reich quería aniquilar físicamente al pueblo ruso, la menciona Laurence Rees en su libro Auschwitz. El fin original del complejo de Birkenau era el internamiento de prisioneros rusos. En los planos originales aparece la cifra de 550 prisioneros por barracón, siendo tachada y sustituida por la cifra 744. Una cantidad que solo se puede justificar si se buscaba la eliminación de sus ocupantes por culpa del hacinamiento y las enfermedades.
ResponderEliminarhttp://librosenguerra.blogspot.com.es/2013/01/auschwitz.html
Gracias por la aportación, Llorenç. El propio Beevor da cifras y detalles muy interesantes sobre el tema en su último y recomendable libro "La Segunda Guerra Mundial". Saludos!!
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