miércoles, 27 de junio de 2012

Las dos Italias de 1943

La derrota de las fuerzas del Eje en Túnez, en mayo de 1943, y la subsiguiente invasión aliada de Sicilia, en julio, acabaron con la fe del pueblo italiano en Benito Mussolini y su régimen fascista. El apoyo a ambos había ido menguando con los años, y los reveses sufridos en la URSS y el Norte de África por las Fuerzas Armadas Italianas habían desilusionado a la mayoría, salvo a los más fanáticos seguidores de Il Duce. Ahora, ante la perspectiva inminente de una invasión anglo-americana de la península italiana, varias facciones en Roma empezaron a trabajar en el derrocamiento de esa dictadura que llevaba 21 años en el poder. 


El Commando Supremo italiano sabía que los Aliados iban a hacer su siguiente movimiento ofensivo contra Sicilia, Cerdeña o la Grecia continental ocupada, y Mussolini sospechó acertadamente que Sicilia iba a ser finalmente el objetivo del primer intento aliado de capturar territorio europeo en manos del Eje. Las fuerzas del Eje que defendían la isla, nominalmente al mando del general Guzzoni, consistían en unos 230.000 hombres, 40.000 de ellos alemanes; estos tenían unidades de élite como la División Panzer Hermann Göring del general Paul Conrath (en la foto inferior junto al orondo Reichsmarschall), al norte de Gela, y la 15ª División de Granaderos Panzer. La guarnición italiana estaba formada por 4 divisiones de infantería y 7 de infantería de defensa de costa, así como 2 brigadas costeras, con un total de 1.500 piezas de artillería. Los accesos a Sicilia estaban protegidos por la isla de Pantelaria, a medio camino entre las costa norteafricana y la isla italiana, muy fortificada y con una guarnición de 12.000 soldados.


Las divisiones costeras italianas y otras formaciones de infantería tenían muy poco equipo pesado. Un gran número de las fuerzas defensoras era voluntarios de la Milizia Volontaria per la Sicurezza Nazionale (Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional o MSVN), y muchos eran personal de cierta edad. Los pocos medios acorazados de qeu disponíoan eran carros franceses Renault R-35 y unos cuantos vetustos Renault FT-17, así como un puñado de arcaicos Fiat 3000 italianos. El mejor material se había perdido en Rusia y el Norte de África, y de las fábricas salían muy pocos carros y cañones para sustituirlo. La artillería contracarro era casi inexistente, con sólo un puñado de desfasados cañones de 47 mm que no representaban ningún peligro para los carros M-4 Sherman de los aliados.


La invasión aliada estuvo precedida, el 10 de junio de 1943, por la captura de la isla fortaleza de Pantelaria (Operación Corkscrew); tras su caída, no quedaba ningún otro obstáculo para la invasión principal. La Operación Husky empezó el 10 de julio. Pese al costoso fracaso de una gran parte de las fuerzas aerotransportadas, debida a la inexperiencia del personal de vuelo aliado y a que los paracaidistas fueron tiroteados por la artillería antiaérea de sus propios buques, unos 3.000 barcos desembarcaron 160.000 soldados estadounidenses, británicos y canadienses, así como 600 carros de combate, en las costas del sur y el este de Sicilia. Durante los primeros días de la invasión, las cabezas de playa aliadas fueron objeto de varios contraataques desesperados. El principal de ellos tuvo lugar en la zona de Gela, en el sur, donde había desembarcado la 1ª División de Infantería norteamericana (la "Big Red One") con los Rangers  y elementos de la 2ª División Acorazada (conocida como "Hell on Wheels", "el infierno sobre ruedas"); la fuerza italiana incluía una unidad de vetustos carros de combate, y aunque el ataque fue enérgico, acabó detenido por causa de las muchas bajas sufridas por los italianos, y la División Herman Göring, que sufrió graves pérdidas a causa de la artillería naval de los buques aliados.


Como en todas las campañas que libraron, la capacidad combativa de las fuerzas italianas varió grandemente de una unidad a otra. Por lo general, las divisiones de costa se entregaron sin pegar un tiro, pero la Livorno y la Napoli  pelearon duro durante las acciones iniciales y elementos de otras unidades siguieron luchando junto a los alemanes. Las fuerzas del Eje se retiraron combatiendo hacia Messina; cuando concluyó el repliegue, el 11 de agosto, los italianos habían logrado evacuar 59.000 hombres, 227 vehículos  41 piezas de artillería a la Italia continental a través del estrecho de Messina. La retirada alemana, la Operación Lehrgang, fue también ejecutada brillantemente, pues para el 17 de agosto había conseguida extraer de Sicilia un total de 40.000 hombres, 9.600 vehículos, 47 carros de combate, 94 cañones y 17.000 toneladas de munición.


La derrota en Sicilia fue la puntilla que faltaba para la caída de Mussolini, quien no fue derrocado por sus enemigos de fuera de su gobierno, sino por una conspiración desde su propio partido fascista. Hacía meses que varios grupos de la jerarquía fascista conspiraban contra el dictador, un proceso que culminó en una reunión del Gran Consejo Fascista celebrada el 24 de julio de 1943. Dicho consejo era la mayor autoridad constitucional del Estado, por debajo de Il Duce, pero en la práctica se reunía pocas veces y su función era más bien simbólica. Tras un largo debate, la propuesta del Conde Grandi de desposeer a Mussolini de sus poderes fue secundada por 19 de los 26 miembros del consejo. Irónicamente, tras 21 años de dictadura, Mussolini había sido apartado del poder por votación. Al día siguiente, el dictador italiano presentó su dimisión al rey Víctor Manuel III, que la aceptó y puso a Mussolini bajo arresto. El nuevo gobierno, dirigido por el mariscal Pietro Badoglio - en la imagen inferior, antiguo jefe del Estado Mayor que había dimitido a raíz de las derrotas en Grecia en diciembre de 1940 -, declaró públicamente que iba a continuar la guerra contra los Aliados, pero al mismo tiempo estaba negociando secretamente con británicos y estadounidenses. En agosto, el régimen de Badoglio fue trasladando a Mussolini de un sitio a otro para frustrar cualquier intento de liberarlo, y al final lo confinó en un hotel de montaña en el Gran Sasso, en los Montes Abruzzos, cerca de Roma.


El 8 de septiembre de 1943, Italia se rindió sin condiciones a las potencias aliadas, y las tropas alemanas se apresuraron a tomar el control del país y desarmar sus fuerzas militares. El día 10 ocuparon Roma, y Badoglio y el rey se vieron obligados a huir al sur, a Brindisi, en buques de la Royal Navy. El 12 de septiembre, 90 hombres de una unidad especial de paracaidistas alemanes (2.Fallschirmjägerdivision) y de tropas de montaña de las SS (SS-Jäger-Bataillon 502) mandada por Otto Skorzeny aterrizó en planeadores en el Gran Sasso y liberó a Mussolini (imagen de aquí abajo). Llevado al cuartel general de Hitler, en Rastenburg, el día 15, el desmoralizado ex dictador se dejó convencer para proseguir la guerra contra los Aliados; en sus circunstancias, no tenía demasiadas opciones. El 23 de septiembre fue escoltado de regreso a Italia, donde proclamó la fundación de la República Social Italiana (RSI), con capital en la ciudad de Saló, orillas del lago Garda, en el norte del país. El 13 de octubre, el Reino de Italia declaró la guerra a Alemania.


La firma de un tratado de paz entre el nuevo gobierno italiano y los Aliados fue visto por los alemanes como una gran traición, pero no les pilló totalmente por sorpresa. De hecho, pusieron en práctica planes de contigencia elaborados tiempos atrás para desarmar a las fuerzas italianas y asumir el gobierno en el norte y el centro de Italia, adonde las tropas alemanas se habían ido trasladando en previsión de esa eventualidad. Con 22 divisiones sobre el terreno, los alemanes actuaron de forma rápida y expeditiva para tomar las guarniciones italianas tanto en el país alpino, como en Grecia y Yugoslavia. Si los italianos se resistían, eran aplastados con particular brutalidad: los alemanes estaban convencidos de que, si no daban ejemplo ante el menor atisbo de oposición, podían verse ante una insurrección general.


Algunas unidades italianas resistieron, y miles de soldados perdieron la vida. Uno de los casos más terribles es la masacre de la isla griega de Cefalonia (creo que se cuenta en la novela y película "La Mandolina del Capitán Corelli", y digo creo porque ni he leido la novela ni he visto el film). Las ambigüas instrucciones dadas a las fuerzas italianas por Badoglio cuando anunció el armisticio con los Aliados decían que no debían emprender acciones ofensivas contra los alemanes pero si debían defenderse en caso de ser atacadas, con lo que demostraba no haber entendido la actitud alemana hacia el concepto de guerra total. El comandante de la División Acqui en Cefalonia, el general Antonio Gandin, estaba dispuesto a rendir sus fuerzas a los alemanes, pero no si sus hombres corrían cualquier clase de peligro. Al final, las conversaciones para una rendición pacífica se rompieron y las fuerzas italianas abrieron fuego contra 2 buques de la Kriegsmarine; los alemanes llevaron refuerzos a la isla para someter a los italianos, que se rindieron el 21 de septiembre tras haber combatido bravamente y haber sufrido 1.250 muertos. Unos 4.750 soldados de la división italiana, ya desarmados, fueron asesinados a sangre fría, empezando por los mandos - incluido el propio general Gandin - y continuando por la tropa. Los cerca de 4.000 supervivientes de la guarnición italiana fueron embarcados para ser enviados a campos de trabajo en Alemania, pero los buques dieron con minas y murieron alrededor de 3.000 hombres. En total, estos incidentes costaron la vida a 10.030 soldados de la guarnicion de Cefalonia.


Ejemplos tan brutales como éste permitieron a los alemanes someter a sus antiguos aliados. Alrededor de 615.000 soldados italianos fueron hacinados en vagones de ganado y transportados a centros de trabajo en Alemania. Tanto el trato como las condiciones en aquellos campos fueron realmente malos, y más de 30.000 italianos perecieron durante el cautiverio. Una forma de escapar a las privaciones era presentándose voluntario para el nuevo ejército de la República Social Italiana. Muchos optaron por esa salida: algunos de ellos lo hicieron porque deseaban luchar de nuevo por el fascismo, pero otros lo que buscaban era librarse de las penurias de los campos de internamiento.


Italia se convirtió en un campo de batalla permanente desde los primeros desembarcos aliados en el sur del país, el 3 de septiembre de 1943, hasta la rendición de las fuerzas alemanas, el 29 de abril de 1945. El 10ª y 14ª Ejércitos alemanes del mariscal Albert Kesselring libraron una tenaz y brillante campaña defensiva en una sucesión de líneas montañosas y fluviales, obligando a las fuerzas aliadas a pagar un alto precio por cada metro de terreno que avanzaban. Mientras tanto, los italianos estaban terriblemente divididos. Muchos miles permanecieron leales al gobierno fascista y lucharon en las diversas fuerzas de la República Social Italiana, como el Esercito Nazionale Repubblicano (ENR), la Guardia Nazionale Repubblicana (GNR) o las Brigadas Negras (Brigate Nere), o incluso enrolándose como voluntarios en las Waffen-SS italianas (29. Waffen-Grenadier Division der SS - Italienische Nr.1) . Al mismo tiempo, otros muchos miles pelearon contra ellos, junto a los Aliados en el Esercito Cobelligerante Italiano - el llamado "Ejército del Sur" -, bien en los diversos grupos partisanos que operaban tras las líneas alemanas.  

Fuente:
Osprey: Soldados de la II Guerra Mundial: "El Ejército Italiano en la defensa de Sicilia y la península" de Philip Jowett

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Lo de la masacre de Cefalonia es un episodio realmente escalofriante,desde luego. Buen post. Lo de Italia en la WWII fue tremendo, da para un blog entero.

Si no la has visto, te recomiendo la película italiana "Todos a Casa". Mi reseña: http://gusanoylombriz.blogspot.com/2011/03/todos-casa-luigi-comencini-1960-el.html

charlie furilo dijo...

No la he visto, pero me la anoto. Lo cierto es que ahora mismo no recuerdo haber visto ninguna película sobre los italianos en la Segunda Guerra Mundial, a excepción de "Mediterráneo" y "La vida es bella". Gracias maño!!!