"Vivimos como dioses en Francia. Si necesitamos carne, se sacrifica una vaca de la que solo se toman las mejores partes, y el resto se descarta. Hay muchas cosas en abundancia: espárragos, naranjas, lechugas, nueces, cacao, café, mantequilla, jamón, chocolate, vino espumoso, vino, licores, cerveza, tabaco, puros y cigarrillos, así como juegos completos de ropa blanca. Como nuestro avance se realiza en largas marchas por etapas, perdemos contacto con nuestras unidades. Con el fusil en mano, irrumpimos en las casas para saciar el hambre. Horrible ¿no os parece? Pero uno se acostumbra a todo. Gracias a Dios que en nuestra patria no se vive en estas condiciones".
Soldado alemán de la 269ª División de Infantería, en una carta dirigida a los suyos y fechada el 20 de mayo de 1940, durante la invasión de Francia
Fuentes:
"La Segunda Guerra Mundial" de Antony Beevor
2 comentarios:
Charlie, ¿eres tú el cabronazo que tiene siempre prestado este libro de la Biblioteca Pública de Zaragoza C/Doctor Cerrada?
Negativo, Camarada Lombreyev. Te digo lo mismo que he repetido hasta la saciedad a los interrogadores del NKVD que me han tenido retenido las últimas semanas: a mi me lo regalaron estas Navidades, lo juro.
Por cierto, llevo leído más de la mitad, y como todo lo que suele parir Beevor, altamente recomendable. A mi al menos me está sirviendo para conocer muchas cosas de frentes algo olvidados (sobre todo, el sudeste asiático y la guerra chino-japonesa), y es muy reconfortante, el tratamiento bastante desmitificador que da a algunos personajes clave de la contienda, como por ejemplo, Rommel.
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