martes, 29 de noviembre de 2011

Noticias sobre la 2ª Guerra Mundial (18)

Volvemos a la carga con esta sección. Hoy os dejo otras 3 noticias relacionadas con la Segunda Guerra Mundial. A continuación las tenéis:

--- En un estupendo artículo de Jacinto Antón, publicado en la edición digital de El País (28/11/2011), nos habla del libro más venerado por las SS, "Germania", según un estudio de reciente publicación que analiza la visión sesgada y a conveniencia que los nazis hicieron de la obra clásica de Tácito. Os reproduzco íntegro el referido artículo:

"¿Cuál es el libro más peligroso del mundo? El Mein Kampf, contestarán muchos rápidamente. La Biblia; el Corán; el Malleus maleficarum, el gran manual para la caza de brujas; El manifiesto comunista; algún grimorio como el ficticio Necronomicón, Madame Bovary, Kamasutra... Las respuestas pueden ser muy variadas, pero a pocos se les ocurriría seriamente considerar peligrosa una obrita como la Germania de Tácito, poco más de 30 páginas de tratado étnicogeográfico con intencionalidad moralizante escritas a finales del siglo I de nuestra era por un historiador romano. Y sin embargo, ¡diablos, qué daño ha hecho el librito de marras!


Para los nazis fue una biblia de su causa: consideraban que probaba la superioridad alemana y se lo citó para justificar las leyes raciales de Núrenberg. Himmler tenía una fijación con esa obra, y ya se sabe a lo que conducían las fijaciones del reichsführer. En 1943 envió un destacamento de las SS a Italia para hacerse con el más antiguo manuscrito que se conserva del librito de Tácito, el Codex Aesinas. Curiosa empresa nazi: conseguir un libro para venerarlo y no para quemarlo, como era lo habitual. Himmler le otorgaba al manuscrito de la Germania un poder tan grande como el de otras de sus reliquias favoritas: el Grial, la lanza de Longinos o el martillo de Thor. A diferencia de esos objetos legendarios, el libro era bien real, y el mal que hizo, también.

A explicar la asombrosa historia de Germania y su impacto en las mentalidades -desde los humanistas al movimiento völkisch pasando por los románticos- hasta llegar a ocupar lugar privilegiado en las mesitas de noche de los mayores criminales de la historia, ha dedicado un ensayo apasionante el profesor de Clásicas de la Universidad de Harvard Christopher B. Krebs, especialista en Tácito. Bajo el elocuente título de El libro más peligroso (Crítica), agarrándose a la consideración del gran Momigliano de que Germania merece ocupar un lugar destacado entre los cien libros más peligrosos que jamás se hayan escrito, Krebs nos lleva en un viaje fascinante de la Roma imperial a la Alemania hitleriana pasando por monasterios, cortes y bibliotecas, en un recorrido por la historia de las ideas que tiene mucho de trabajo detectivesco y parece a ratos una novela de intriga.

Cuando uno toma en sus manos Germania, tan pequeñita que normalmente se edita con otros dos libros breves de Tácito, Agrícola y el Diálogo sobre los oradores (en la edición de la Biblioteca Clásica Gredos, por ejemplo, con introducciones, traducción y notas de J. M. Requejo), no alcanza a imaginar cómo se puede comparar esa obrita, rápida panorámica de la geografía, los usos y costumbres de los germanos, con una pistola humeante. Y sin embargo, cuando Krebs lo señala, ahí están las consideraciones que harían furor a lo largo de la historia hasta su utilización por los nazis. "Estoy casi convencido de que los germanos son indígenas y que de ningún modo están mezclados con otros pueblos [...]. Al no estar degenerados por matrimonios con ninguna de las otras naciones, han logrado mantener una raza peculiar, pura y semejante solo a sí misma; de ahí que su constitución física, en lo que es posible para un grupo tan numeroso, sea la misma para todos: ojos fieros y azules, cabellos rubios".

Para los nazis y sus precursores, Tácito demostraba la continuidad de un pueblo en una tierra y justificaba la política racial. "Volveremos a ser como éramos", anotó Himmler en su diario, emocionado por "el señorío de nuestros antepasados" tras leer Germania. El reichsführer hasta estudió ejecutar a los homosexuales como Tácito señalaba que hacían los antiguos germanos: ahogándolos en las ciénagas. Sencillos, valerosos, leales, puros, honorables y hasta castos: así se veían retratados muchos alemanes en Germania. Y los SS se identificaban con aquellos guerreros -reencarnados en el arquetipo del ario-, para los que supuestamente la lealtad era su honor.

Era, claro, la que hacían los nazis de la Germania una lectura sesgada. El historiador romano no se refería en su librito a los supuestos antepasados ejemplares de los alemanes modernos. El concepto germanos no aludía a un pueblo homogéneo, indígena y puro, susceptible de continuidad étnica, sino a una amalgama de tribus de identidad y destino incierto pululando en las nieblas del pasado. Había además observaciones poco agradables de Tácito sobre los germanos y su patria. Esas simplemente eran ignoradas. Por ejemplo, considera Tácito que como sitio para vivir, Germania es un asco; señala que los germanos practican los sacrificios humanos (esto a los nazis, curiosamente, les molestaba mucho, aunque ellos se entregaran con fruición al Holocausto); que cuando no guerrean pasan la mayor parte del tiempo sin ocuparse de nada, entregados al sueño y la comida; que crecen desnudos y sucios, que beben y riñen entre ellos continuamente. Llega a decir de una de sus tribus, los catos, que "para lo que son los germanos tienen mucha capacidad de raciocinio". Nada de esto impidió que el pobre Tácito, el gran Tácito, pasara a formar parte del discurso autolegitimador de los nazis. Hubiera sido mucho pedir que supieran leer bien a los clásicos."

--- Trabajadores de una obra de construcción en la provincia nororiental china de Liaoning han encontrado este año alrededor de 100 proyectiles de artillería dejados por las tropas japonesas durante la Segunda Guerra Mundial, informó el pasado lunes la policía local.

Los proyectiles eran utilizados como obuses de artillería y todavía están activos. La munición ha venido siendo encontrada y desenterrada desde comienzos de año en la obra de un conjunto residencial que está siendo construido cerca de la estación ferroviaria de la capital provincial, Shenyang. Expertos investigadores confirmaron que los proyectiles fueron dejados por las tropas japonesas, y han entrenado a los trabajadores sobre cómo reaccionar en caso de encontrar nuevas piezas.

El 18 de septiembre de 1931, fuerzas japonesas atacaron los cuarteles de las tropas chinas en Shenyang, marcando el comienzo de una invasión y ocupación que se extendió durante 14 años. La Estación de Ferrocarriles de Shenyang fue construida por las tropas japonesas durante la ocupación, y el lugar donde se encontraron las municiones habría sido una bodega para los soldados. La policía ha solicitado la asistencia de expertos para desactivar los explosivos, y anunció que donará algunos a museos locales una vez se pueda garantizar que no representan riesgo.

--- Hace unos días pude leer en la prensa (no recuerdo exactamente dónde) la historia de Marcel Petiot, un respetado doctor francés, que fue en realidad un cruel y despiadado asesino en serie que actuaba por la noche y al que se le imputaron un número incalculable de crímenes durante la Segunda Guerra Mundial.

En el París ocupado por los nazis en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, no era extraña la repentina desaparición de muchísimas personas de la noche a la mañana. Los judíos estaban perseguidos, los miembros de la resistencia francesa debían esconderse… Muchos eran los motivos por los que las personas se esfumaban y a nadie le extrañaba tal desaparición, por lo que, en la mayoría de los casos, no fue denunciada ante las autoridades.

Pero tras la tragedia de la WW II se escondía una tenebrosa y escalofriante historia protagonizada Marcel Petiot. El 11 de marzo de 1941, los bomberos y la policía fueron avisados debido al humo negro que provenía de uno de los pisos de un lujoso edificio situado en un elegante barrio parisino. Allí se encontraron partes de cuerpos mutilados que estaban esparcidos por todas las habitaciones, mientras otros estaban siendo quemados.

La vivienda pertenecía al respetable y admirado Dr. Petiot, una persona ajena a cualquier sospecha y que hasta entonces había llevado una vida ejemplar. Al ser interrogado por la policía, el médico dijo orgulloso, que dichos cuerpos desmembrados pertenecían a soldados alemanes que habían colaborado con los nazis. Pero no era así, los cadáveres correspondían a personas del otro bando.

Algo ocurrió en la mente del médico durante la guerra para que éste tomase la determinación de acabar con la vida de todas esas personas. El número jamás se conoció, ya que en su vivienda hallaron los restos de casi una treintena, pero se calculó que los crímenes cometidos superaron, muy posiblemente, el centenar. Era un hombre sumamente inteligente, amable, encantador y con un excelente "savoir faire" en su trato con los demás, lo que le concedía ventaja para ganarse rápida y fácilmente la confianza de sus víctimas.

Una de las artimañas que utilizaba para engañarlos era hacerse pasar por miembro de La Résistance. Atraía fácilmente a aquellos que por algún motivo u otro debían huir del país. Les decía que podrían escapar hacia América del Sur a cambio de un pago. Una vez hecho el trato con la víctima, la convencía para que escribiera una carta a sus familiares, diciéndoles que estaba bien y que regresaría en cuanto volviese la normalidad. Era un plan perfecto, ya que nadie echaría de menos a esas personas, y si alguna vez se llegaran a plantear donde estaban, pensarían que acabaron en la cámara de gas de los nazis.

El 25 de mayo de 1946, Marcel Petiot fue ejecutado en la guillotina.

5 comentarios:

fiona dijo...

Este Dr. Petiot también saludaba siempre no?? Cuanto monstruo suelto por favor...no sé si es sugestión pero no me digas que no te da repelus su mirada.

1besico!

charlie furilo dijo...

Jajaja, pues si: ya lo dice la noticia "era un hombre sumamente inteligente, amable, encantador y con un excelente "savoir faire" en su trato con los demás". O sea que era un tipo muy majo y educado, no me explico que le pudo pasar, si parecía tan normal...

Totalmente de acuerdo, acojonan los ojos del mamón.

Un beso, guapa!!

Jesus dijo...

yo recuerdo una historia de una persona, que mirando fotos, sabia si era de la resistencia o no.

lo usaban en la resitencia para identificar posibles infiltrados.

Saludos !

(enhorabuena x el articulo, pero demasiado largo para una sola entrada !)

:D

charlie furilo dijo...

Coño!! No me suena de nada esa historia, pero me parece interesante (habrá que investigar)

Algo de razón llevas, me ha quedado demasiado largo...

Saludos

Blogger dijo...

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