La evacuación de las tropas de la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF: British Expeditionary Force) en Francia, no terminó con "el bendito milagro de Dunkerque". Dos semanas después de iniciada la Operación Dynamo, todavía se seguían evacuando los restos de la BEF, fuerzas polacas, checoslovacas y francesas en el marco de la Operación Ariel.
El 17 de junio de 1940, el trasatlántico británico RMS Lancastria (en la foto superior), barco de pasajeros de la Línea Cunard de 16.243 toneladas, que para entonces era usado como transporte de tropas, había rescatado a más de 6.000 soldados y civiles de las playas francesas. En esos momentos la RAF estaba prácticamente fuera de combate y la superioridad aérea de la Luftwaffe era casi insultante.
Mientras el Lancastria esperaba frente a las costas francesas de Saint Nazarie la llegada de más efectivos para evacuar, a las 15:48 horas, fue bombardeado por la aviación alemana. Un sólo bombardero Junkers 88 lanzó cuatro bombas: una entró en la escotilla de carga #2, otra bomba probablemente se coló por la chimenea hasta las entrañas del buque, una tercera cayó en la escotilla #3 destrozando los tanques de petróleo y la cuarta bomba hizo explosión en el agua pero abrió un enorme boquete en el costado. El pánico y la confusión en la nave fue indescriptible, y muchos de arrojaron al mar en busca de la salvación, mientras las llamas de apoderaban del barco. Los tres impactos directos fueron suficientes para que el buque comenzara a escorarse y finalmente se fuera a pique en tan solo 20 minutos.
Los destructores británicos HMS Highlander y HMS Havelock, que se utilizaban como ferry para evacuar las tropas rescatadas en Saint Nazarie y transbordarlas al Lancastria anclado mar adentro, debido a que por su calado no podía acercarse a la playa, fueron los únicos testigos del desastre. No es posible saber con exactitud cuántas personas murieron - aunque cabe la posibilidad de que hubieran subido a bordo del transatlántico hasta 9.000 personas o más - y menos aún conocer su identidad. En cualquier caso, de las más de 6.000 personas a bordo del RMS Lancastria en el momento del ataque, lograron salvar la vida 2.477.
La noticia se supo varios días después de la tragedia, el 26 de julio de 1940. El periódico New York Times mostró las fotografías que fueron tomadas por un fotógrafo aficionado llamado Frank Clements que se encontraba a bordo del HMS Highlander como rescatista voluntario. Días después la prensa londinense reproducía el artículo del New York Times. Por orden expresa del Almirantazgo Británico, el personal naval no podía llevar consigo cámaras fotográficas, pero Clements, como civil, se las arregló para portar una que escapó a la inspección. Una vez en Inglaterra le dio las fotos a una persona que luego las vendió a la prensa estadounidense. De no haber sido por esas fotografías, lo ocurrido con el RMS Lancastria quizás no se hubiera hecho público nunca.
No se sabe, por qué el Capitán Rudolph Sharp - comandante del navío, que se salvó de morir en el naufragio - un hombre con amplia experiencia aceptó la orden de cargar el mayor número de rescatados que fuera posible, contraviniendo las normas de la marina mercante (su barco no podía exceder los 3.000). Tampoco se sabe, quién le dio la orden, ni por qué no zarpó antes, por qué no recibió cobertura de uno de los destructores o protección aérea cuando triplicaba la capacidad de personas embarcadas, ni tampoco por qué el Lancastria se hundió tan rápidamente. El hecho es que ese día miles de personas murieron y la catástrofe fue mantenida en secreto por el Almirantazgo Británico, siguiendo una orden expresa de Winston Churchill de no mencionar nada sobre la catástrofe "para no mellar la moral británica". Dos años después, el Gabinete de Guerra británico ordenó archivar toda la documentación sobre el RMS Lancastria prohibiendo que se hicieran públicos los pormenores de la tragedia hasta el año 2042.
El Capitán Sharp (en la foto de aquí arriba) fue interrogado sobre los hechos en el cuartel general londinense del Almirantazgo, pero nunca se supo qué es lo que declaró ni cuáles fueron las circunstancias de la tragedia. Al comandante del buque le ordenaron no mencionar absolutamente nada sobre el hundimiento del transatlántico y continuó siendo apto para el servicio. De hecho, la naviera Cunard le dio el mando de otra nave, el RMS Antonia y posteriormente fue transferido a otro buque de la misma compañía, el RMS Laconia. El 12 de septiembre de 1942, el RMS Laconia fue torpedeado por el submarino alemán U-156 y el Capitán Sharp, murió hundiéndose con su barco.
En el libro “Forgotten Voices of the Second World War”, publicado en el 2004 por el Imperial War Museum, hay varios testimonios de supervivientes como Dick Copperhead que dijo que “recibieron órdenes de cargar tantas personas como fuera posible.” Donald Draycott por su parte dijo: “Fuimos los últimos en embarcar en el Lancastria. En esos momentos ya habían unas 6000 tropas del ejército, más personal de la RAF a bordo”. Otro superviviente, Peter Vinicombe manifestó que ”el barco se inclinó a un lado, entonces desde el puente nos ordenaron movernos hacia la otra banda y se enderezó, pero luego se volvió a inclinar hacia el otro lado, por el peso de todos los que ibamos de un lado a otro. Los vehículos y demás material se deslizaban en la cubierta y arrastraban con ellos gente al mar. Por último recuerdo ver el mastil del barco paralelo al agua”. Frank Brogden recordaba que “Había miles de miles de personas en el agua cubierta de petróleo y estuvimos flotando durante cinco horas.”
3 comentarios:
La verdad que pasarse la capacidad de personas embarcadas tan por el forro no está bien...pero coño, si era cuestión de evacuar...yo creo que esto se hace siempre y nunca se sabe hasta que pasan cosas así.
1besico!
Se me hace raro que el Lancastria no tuviera ningún de protección ni aérea ni de buques de guerra, pero en cualquier caso, y como bien dices, de lo que se trataba era de embarcar la máxima gente posible. No creo que en Dunkerque respetaran mucho el tema de la capacidad y precisamente por eso, lograron evacuar casi 300.000 soldados.
En fin, creo que fue un caso de mala suerte. Un único avión pasaba por allí y lanzó 4 pepinos con la fortuna de que los cuatro causaron daños irreparables en el buque.
Hombre,
Un Ju-88, bombardero en picado de los mejores de la luftwaffe, solo contra un barco sin proteccion, con buen tiempo...
Saludos !
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