"La escena era horrible y cruel. Salían más japos de las cuevas gritando. Rodaban por las rocas con sus cuerpos y ropas en llamas. De repente, el lanzallamas hizo una pausa. No salían disparos desde las cuevas. Un japo con la ropa hecha jirones salió encorvado de la cueva con los brazos en alto. Los Marines le hacían señas desde detrás de las rocas para que se acercara. El japo les indicó que había más que querían rendirse."
Carta de un Marine anónimo en Iwo Jima
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