viernes, 17 de mayo de 2013

Fukuryu: Los Buzos Suicidas Japoneses

Los Fukuryu ("dragones agachados", en japonés), fueron unas unidades especiales de buzos suicidas creadas en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial por los japoneses, para hacer frente a la proyectada invasión aliada del archipiélago nipón (conocida como Operación Downfall). 


Estaban equipados con un equipo de respiración autónoma formado por dos botellas de aire comprimido (cuya patente al parecer los alemanes habían cedido a Japón). Como hacían recircular el aire, no dejaba una estela de burbujas, y favorecía que el buzo se aproximara a su objetivo sin ser visto. Pero por contra, como recirculaba el aire y lo purificaba mediante carbonato cálcico, si el buzo se sumergía más abajo de 10 metros, acababa respirando ácido y moría en pocos segundos. 


Para que el buzo se mantuviera en el fondo y no flotara, contaba con entre 6 y 9 kilogramos de plomo a modo de lastre. Podían podían permanecer sumergidos a una profundidad de 5 a 7 metros durante un máximo de 6 horas, y avanzar andando por el fondo marino hasta unos 2 kms. aproximadamente. Dentro del casco, el buceador podía beber zumos o alimentos líquidos que llevaba consigo gracias a un tubito. 


Estaban armados con una mina de ataque del Tipo 5, de unos 15 kgs. de explosivo y una cámara hueca que hacía de cámara de flotación, que estaba situada en el extremo de una pértiga de bambú de 5 metros de longitud (fotografía superior). La idea era que cuando los buques y lanchas de desembarco de tropas o vehículos enemigas se aproximasen a las playas de invasión, los buzos se situarían debajo de ellas, colocarían la mina bajo la embarcación con la pértiga y la harían estallar, muriendo con toda seguridad durante el proceso. 


Los Fukuryu o bien, se meterían en el agua caminando desde la playa, o esperarían ocultos entre los restos de un barco naufragado o instalación preparada al efecto, o avanzarían por una cañería oculta, una especie de boca del alcantarillado, que los llevaría a varios cientos de metros mar adentro (ver ilustración sobre estas líneas). Una vez allí, a unos 6 metros de profundidad, un batallón de buzos formaría en 3 líneas (tres compañías de 150 buzos cada una de ellas) separadas entre sí unos 60 metros. Los buzos activarían unas minas convencionales situadas bajo el agua y se apartarían de ellas. Las lanchas de desembarco enemigas procurarían evitar esas minas y se meterían justo donde los esperaban los Fukuryu. Entonces comenzaría el ataque. 


Los Fukuryu tenían que procurar apartarse de los buzos suicidas más próximos, para evitar morir sin querer cuando éstos se suicidaran debajo de un buque enemigo. Se consideraba que había suficiente con mantener unos 50 metros de distancia entre buzo y buzo. Se organizaban en secciones de 6 buzos, 5 secciones por pelotón y 5 pelotones por compañía. Se esperaba que cada uno de ellos pudiese hundir una lancha de desembarco de hasta 950 toneladas. 


En agosto de 1945, los japoneses ya tenían preparados 1.000 trajes de buzo, pero tenían previsto haber acabado 8.000 en septiembre. En octubre, los Fukuryu sumarían unos 6.000 buzos suicidas, entrenados y dispuestos a todo. La 71.ª Unidad de Ataque Especial (en Yokosuka, en la bahía de Tokyo) contaba, al final de la guerra, con dos batallones de buzos a punto y cuatro más entrenándose, y esperaba contar con 4.000 buzos para defender la bahía de Tokyo y las playas de Honshu en otoño. Otra unidad, la 81.ª, pretendía desplegar a 1.000 buzos en Kure y Sasebo. Los planes de la Armada Imperial Japonesa eran muy ambiciosos, pues pretendían que fueran 40.000 los buzos suicidas que defenderían las playas y puertos de Japón antes de final de año.

Finalmente la rendición japonesa en septiembre de 1945 evitó la invasión, por lo que los Fukuryu nunca llegaron a entrar en combate. Sin embargo, muchos de ellos murieron durante los ejercicios de entrenamiento.

Fuentes:

3 comentarios:

Megas Aecio dijo...

Que bueno esta tu blog! Me gusto mucho! Ya esta agregadisimo a mis favoritos y auque no comente muy seguido ( no soy muy de esos ) da por hecho que sempre voy a estar al pendiente.

Sigue con el buen trabajo, saludos!

charlie furilo dijo...

Bienvenido y gracias por comentar! Espero seguir leyendote por estos lares... Muchas gracias por tus palabras de apoyo.

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Acabo de leer el articulo a traves de una copia, pero me gustaria comentar lo siguiente:

Interesante blog, felicidades, pero el siguiente comentario es totalmente erroneo: "Estaban equipados con un equipo de respiración autónoma formado por dos botellas de aire comprimido (cuya patente al parecer los alemanes habían cedido a Japón). Como hacían recircular el aire, no dejaba una estela de burbujas, y favorecía que el buzo se aproximara a su objetivo sin ser visto. Pero por contra, como recirculaba el aire y lo purificaba mediante carbonato cálcico, si el buzo se sumergía más abajo de 10 metros, acababa respirando ácido y moría en pocos segundos."
A ver si se explicarlo brevemente. Los peligros mortales de este sistema de buceo son dos.
Los dos tanques no eran de aire comprimido, eran de oxigeno. El problema de respirar oxigeno puro es que es mortal en pocos minutos a una presión parcial superior a 1,8 atmósferas (hiperoxia) y en menos de una hora a 1,6 atmósferas lo que corresponde aproximadamente a una profundidad de 9 y 8 metros. Con el frio estos limites se reducen.
Por otra parte para eliminar las burbujas se hacia pasar el gas expirado por un deposito (canister) que eliminaba el co2 y que contenia sosa caustica. El problema esta en que si este deposito se inunda se forma una mezcla altamente caustica, no acida, que al llegar al cuerpo del buceador tambien ocasiona la muerte.

Para saber mas sobre el tema podeis mirar en la web del tristemente desaparecido maestro Jordi Mateo http://hmdiver.com/