"Pueblo de las Filipinas: he vuelto.
Por la gracia de Dios todopoderoso, nuestras fuerzas están de nuevo en la tierra filipina, tierra bañada por la sangre de nuestros dos pueblos, decididas a borrar para siempre hasta el último vestigio del control que sobre vuestras vidas ejerce el enemigo.
A mi lado se encuentra el presidente Sergio Ormena, digno sucesor del gran patriota Manuel Quezón. La hora de su redención ha llegado. Vengan a mí. Que el espíritu indomable de Batán y Corregidor nos guíe.
Al avanzar las líneas de batalla, levántense. Levántense y ataquen. Por sus casas y hogares, ataquen. Por las generaciones futuras de sus hijos e hijas, ataquen. En el nombre de los muertos sagrados, ataquen. Que ningún corazón se desaliente. Que cada brazo sea de acero. La divina mano de Nuestro Señor señala el camino. Sigan en el nombre del Señor al Santo Crial de la victoria merecida."
Por la gracia de Dios todopoderoso, nuestras fuerzas están de nuevo en la tierra filipina, tierra bañada por la sangre de nuestros dos pueblos, decididas a borrar para siempre hasta el último vestigio del control que sobre vuestras vidas ejerce el enemigo.
A mi lado se encuentra el presidente Sergio Ormena, digno sucesor del gran patriota Manuel Quezón. La hora de su redención ha llegado. Vengan a mí. Que el espíritu indomable de Batán y Corregidor nos guíe.
Al avanzar las líneas de batalla, levántense. Levántense y ataquen. Por sus casas y hogares, ataquen. Por las generaciones futuras de sus hijos e hijas, ataquen. En el nombre de los muertos sagrados, ataquen. Que ningún corazón se desaliente. Que cada brazo sea de acero. La divina mano de Nuestro Señor señala el camino. Sigan en el nombre del Señor al Santo Crial de la victoria merecida."
General Douglas MacArthur - Tras desembarcar en la isla de Leyte (Filipinas), el 20 de octubre de 1944
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