Nacido el 19 de abril de 1922 en Weissach, pasó los primeros años de su vida en China, donde su padre, que era doctor, había emigrado para huir de la depresión económica que asoló a Alemania tras la I Guerra Mundial, hasta que en 1928 la familia regresó a Alemania tras el estallido de la Guerra Civil China. Tomó parte en el programa de entrenamiento de planeadores de la Luftwaffe, que por aquel entonces empezaba a reconstituirse, donde aprendió a volar bajo la tutela de su madre, que era instructora de vuelo. Para el año 1936, con solo 14 años de edad, se había convertido en instructor de vuelo de planeadores. La familia era dueña de su propio planeador, pero debido a la grave crisis económica por la que pasaba Alemania los forzó a venderlo. Cuando los Nazis tomaron el poder en 1933, la aviación se constituyó en una de las actividades civiles apoyadas por el gobierno y así su madre tuvo facilidades para fundar una escuela de vuelo en Weil im Schönbuch.
En 1939 obtuvo su licencia de piloto aviador y comenzó su entrenamiento militar el 1 de octubre de 1940 en varios centros de la Luftwaffe, entre otros el "10° Regimiento de Entrenamiento" en Neukuhren, en Prusia Oriental, y la "Escuela de Guerra Aérea" en Berlín, completando su instrucción avanzada el 31 de enero de 1942 y hasta el 20 de agosto fue entrenado volando el caza Messerschmitt Bf 109, avión con el que obtendría sus victorias, en la escuela para pilotos de caza en Zerbst, siendo ascendido a teniente el 31 de marzo de 1942. Durante el entrenamiento, Hartmann se libró de morir: ocurrió que fue castigado por hacer un vuelo acrobático sin permiso en un Messerschmitt Bf 109 y su compañero de cuarto tomó su lugar en el avión asignado para un vuelo de práctica. El aparato sufrió un desperfecto al despegar y el piloto murió al estrellarse en la vía férrea Hindenburg-Kattowitz.
Al terminar su entrenamiento avanzado, fue asignado en octubre de 1942 a la Jagdgeschwader 52 (JG52), que se convirtió en la unidad de combate aéreo más exitosa de la historia. Bajo el mando del Mayor Hubertus von Bonin, en la JG52 tuvo el beneficio de volar con muchos de los ases del aire más importantes de la guerra, siendo "Paule" Robmann (93 victorias) quien le entrenó en las tácticas de caza . Realizó su primera misión de combate el 14 de octubre, volando con Robmann como compañero de ala. La misión fue un desastre para Hartmann: ansioso por lograr su primer derribo, se separó de su compañero, e ignorando las órdenes de su líder, atacó una formación soviética de 10 cazas enemigos y al fallar sus disparos se encontró rodeado, teniendo que escapar ocultándose entre las nubes, hasta que finalmente su avión se quedó sin gasolina y se vio obligado a hacer un aterrizaje forzoso. Fue castigado por su comandante con 3 días de trabajo junto al personal de tierra. No obstante, 22 días después obtuvo su primera victoria aérea el 5 de noviembre de 1942 al derribar un Ilyushin Il-2 Shturmovik, logrando contabilizar durante el resto del año una victoria más.
El Mayor von Bonin le puso bajo el mando del Oberfeldwebel (Sargento Mayor) Grislawski, un experto en poner al día a los pilotos novatos. En un vuelo de combate, Hartmann trató de dejar a Grislawski para ir detrás de un avión enemigo. La bronca que recibió por radio no terminó hasta que regresaron a la base. En tierra, Grislawski continuó abroncando a Hartmann y volviéndose a Paule Rossmann le dijo "esto es demasiado, mira a los bebes que nos están mandando. Mira su cara como la de un niño bonito". A partir de este momento, Grislawski llamó "Bubi" - "chico" en alemán - a Hartmann y con ese apodo se quedó.
Posteriormente, Hartmann fue asignado al 7./JG52 para servir volar como pareja de Walter Krupinski (197 victorias), quien se convirtió en su mentor y amigo. Krupinski fue quien le enseñó a tener paciencia y esperar hasta que estuviese a corta distancia del enemigo antes de abrir fuego. El 7 de julio de 1943 derribó 7 aviones en un solo día durante los masivos combates aéreos que se dieron durante la Batalla de Kursk. A comienzos de agosto ya totalizaba 50 victorias y durante el mes obtuvo 48 victorias adicionales. En septiembre fue nombrado Staffelkapitän (líder del escuadrón) del 9./JG52
El 19 de agosto de 1943, su escuadrón recibió órdenes de apoyar un contraataque con Stukas liderado por Hans-Ulrich Rudel, otro de los grandes ases de la Luftwaffe. Durante el combate Hartmann derribó 2 aviones enemigos, pero pedazos del fuselaje de una de sus víctimas impactaron a su avión, obligándolo a hacer un aterrizaje forzoso en territorio enemigo. Al ver que soldados soviéticos se acercaban para capturarlo, fingió haber sufrido heridas internas, lo que motivó que lo pusieran en una camilla y lo subieron a un camión para ser transportado. La columna soviética, sin embargo, fue atacada por los Stukas de Rudel, y Hartmann, aprovechó la confusión para escapar, saltando de la parte trasera del camión y ocultándose en un campo de girasoles, logrando eludir a sus seguidores. Se escondió hasta el anochecer y emprendió el regreso hacia las líneas alemanas. Al alcanzar un puesto de centinela alemán, uno de los soldados del puesto le disparó, pero la bala le atravesó los pantalones sin herirlo.
Durante el mes de octubre logró 33 victorias más y el 29 de octubre de 1943, totalizando 148 victorias, fue condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, finalizando el año con un total de 159 victorias. Durante los meses de enero y febrero de 1944 logró otras 50 victorias más en 60 días. En 1944 reivindicó 172 victorias, un total sólo superado por su amigo Wilhelm Batz. Esta impresionante cifra levantó sospechas entre el alto mando de la Luftwaffe y sus reclamos de victorias fueron cuidadosamente analizados. El 2 de marzo de 1944 alcanzó su victoria 202.
Para esta época, los soviéticos también empezaron a notar los logros de Hartmann. El código de radio de Hartmann, "Karaya 1", constantemente era escuchado alertando a sus compañeros para que verificaran sus derribos, y el alto mando soviético ofreció una recompensa de 10.000 rublos al piloto que lograra acabar con él. El avión Messerschmitt Bf 109 que Hartmann volaba en esta época tenía la punta pintada de negro en forma de tulipán. Junto a la cabina estaba pintado además un corazón atravesado por una flecha con el nombre "Usch" (el apodo de su novia Ursula y futura esposa), y bajo el corazón estaba escrita la palabra "Karaya", el nombre del escuadrón de Hartmann. El fuselaje tenía un número "1", por ser el líder del escuadrón. Todas estas marcas distintivas hacían al avión de Hartmann reconocible a los pilotos soviéticos, quienes le dieron el nombre de Cherniye Chort ("Diablo Negro") por el tulipán negro de la punta. La recompensa ofrecida por la cabeza de Hartmann no logró motivar a los pilotos soviéticos, quienes al ver el avión con punta negra frecuentemente evitaban el combate.
Consecuentemente, el número de victorias propias y las de su unidad empezó a disminuir, lo cual finalmente forzó a Hartmann a quitar el tulipán negro de su avión y pintarlo igual al de sus compañeros de unidad. En los dos meses siguientes al cambio de pintura, logró acumular 50 victorias más. En marzo de 1944 Hartmann fue convocado junto con Gerhard Barkhorn, Walter Krupinski y Johannes Wiese para presentarse en Berchtesgaden y recibir personalmente del Führer las hojas de roble para la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro.
En mayo de 1944 Hartmann derribó dos P-51 Mustang de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF) sobre Bucarest (Rumania), siendo estos dos aviones sus primeras víctimas no soviéticas. El 1 de junio de 1944 derribó otros 4 P-51 Mustang en un solo día sobre los campos petrolíferos de Ploiesti. Ese mismo mes, después de derribar dos P-51 más, su patrulla fue atacada por 8 cazas estadounidenses. Hartmann relata que durante el combate tenía un P-51 alineado en su mira, pero que al apretar el gatillo sólo escuchó que se había quedado sin munición. Para empeorar la situación, su avión se quedó sin gasolina y se vio forzado a saltar en paracaídas. Mientras flotaba lentamente a tierra los aviones americanos volaron en círculos a su alrededor y uno parecía que se estaba alineando para dispararle, lo que naturalmente aterrorizó a Hartmann. Sin embargo, el piloto sólo pasó a su lado saludándolo con la mano.
El 17 de agosto de 1944 alcanzó su victoria 274, lo que lo convirtió en el as más exitoso de la guerra, pasando el número que Gerhard Barkhorn llevaba hasta ese momento. Sobrepasó la marca de 300 victorias el 24 de agosto de 1944 al derribar 11 aviones en dos misiones, con lo que su total llegó a 301 victorias. Por orden de Hermann Göring se le puso una prohibición de vuelo, pues se temían las repercusiones en la moral soviética y alemana si era derribado en combate. Posteriormente esta prohibición fue cancelada gracias a los esfuerzos del propio Hartmann. Por sobrepasar las 300 victorias, fue condecorado con los diamantes para la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, nuevamente por el Führer en persona en el Wolfsschanze. Sólo 27 soldados recibieron los diamantes durante toda la guerra.
Hartmann fue llamado para presentarse en Berlín por el "General de Cazas" Adolf Galland, que había dado la orden de que Hartmann fuese transferido al escuadrón de "expertos" que se estaba formando para volar el avión de reacción Messerschmitt Me 262. Hartmann pidió que no lo trasladasen, pues quería permanecer con su unidad. Galland, que siempre apreció la camaraderia entre pilotos y la lealtad a unidades, canceló la orden de transferencia, dándole además un descanso, que aprovecho para casarse el 10 de septiembre de 1944 con su novia desde la niñez, Ursula "Usch" Paetsch.
Entre el 1 y el 14 de febrero de 1945 fue comandante del I/JG53 hasta que fue reemplazado, y en marzo nuevamente se le pidió por segunda vez que se uniera a las unidades que volaban el Messerschmitt Me 262. Galland quería que se incorporara a la legendaria unidad JV 44 que él mismo mandaba. Algunas fuentes indican que la decisión final de permanecer con el JG52 se debió a una solicitud por telegrama de Hermann Graf. La decisión de permancer con el JG52, una unidad apostada en el Frente Oriental toda la guerra, tendría consecuencias graves para la vida de Hartmann. Fue hecho comandante del I/JG52 y el 17 de abril de 1945 consiguió su victoria 350.
Hartmann desobedeció una orden directa del general Hans Seidemann de que Graf y él volaran al sector británico para evitar ser capturados por los rusos, dejando al resto de la unidad a su suerte. Permaneció con su unidad, y el último día de la guerra, el 8 de mayo de 1945, alcanzó su última victoria, la 352, cuando derribó un Yak-9 cerca de Brno (República Checa). Posteriormente, ordenó que se destruyeran los 25 aviones del escuadrón y toda la munición. y el I/JG52 se rindió a la 90ª División de Infantería del Ejército de los EE UU que se encontraba en el área.
El 24 de mayo de 1945 el ejército de los Estados Unidos entregó a Hartmann a los soviéticos, siguiendo los acuerdos de la Conferencia de Yalta, que especificaba que los soldados alemanes que pelearon contra los soviéticos tenían que rendirse a ellos. Si se hubiera unido a la JV 44, este acuerdo no se hubiera aplicado a él, pues dicha unidad luchó exclusivamente contra los aliados occidentales. Los soviéticos trataron de convencer a Hartmann de que colaborara y que espiara a otros oficiales que estaban prisioneros con él. Al rehusar, recibió malos tratos y fue puesto en confinamiento solitario. Fue interrogado repetidas veces acerca de sus conocimientos del Messerschmitt Me 262, incluso amenazando la vida de su esposa. También hubo intentos sutiles de convertirlo al comunismo y ofertas de un puesto en la Fuerza Aérea de Alemania Oriental.
Al no poder convertirlo en un colaborador, los soviéticos optaron por acusarlo de crímenes de guerra, en concreto de matar a 780 civiles en el pueblo de Brjansk, atacar una fábrica de pan y de destruir 352 "costosos" aviones del pueblo soviético (en realidad eran sólo 345, ya que 7 victorias fueron contra la USAF). Hartmann rehusó aceptar ninguna culpa y fue condenado a 25 años de trabajos forzados. Como se negó a trabajar, fue puesto en confinamiento solitario. Varios prisioneros se rebelaron y lo liberaron, pero una vez sofocada la rebelión, pasó 5 meses más en solitario. Durante su cautividad murió su hijo, a los 3 años de edad, en 1948, sin que nunca llegara a conocerlo. Después de 10 años y medio de cautiverio en gulags rusos, fue liberado finalmente en 1955 cuando el gobierno de Alemania Occidental y la URSS alcanzaron un acuerdo de intercambio comercial que incluía cláusulas para la liberación de los últimos prisioneros de guerra alemanes en la Unión Soviética.
Se alistó a la Luftwaffe (Bundeswehr) de Alemania Occidental, donde se le dio el mando de la primera unidad de aviones de reacción de la postguerra, el Jagdgeschwader 71 "Richthofen". La unidad fue equipada con aviones Canadair Sabre, una versión canadiense del F-86 Sabre, que fueron pintados con la punta en el diseño de tulipán negro usado por Hartmann durante la guerra. Posteriormente el JG71 "Richthofen" fue equipado con aviones Lockheed F-104 Starfighter. Hartmann se opuso fuertemente y de forma pública a que se adoptara este avión por considerarlo inseguro y mal diseñado. Su oposición al avión le trajo serias dificultades con sus superiores, que hicieron imposible que continuara como comandante de la unidad. Se retiró de la vida militar en 1970. El tiempo le dio la razón, pues dicho aparato sufrió un total de 282 accidentes y costó la vida de 115 pilotos mientras estuvo en servicio con la Luftwaffe (Bundeswehr).
Trabajó como instructor de vuelo antes de unirse a un equipo de vuelo acrobático liderado por Adolf Galland. Luego de una enfermedad, abandonó el equipo y se dedicó nuevamente a la instrucción de vuelo. Murió el 20 de septiembre de 1993 a los 71 años de edad. En 1997 el gobierno de Rusia, le exoneró de todos los cargos contra él, admitiendo que su condena había sido ilegal.
A diferencia de Hans-Joachim Marseille, que era un gran tirador y maestro del tiro de deflexión, Hartmann era un cazador nato, que acechaba y sorprendía a su presa. Según él mismo admite, el 80% de sus víctimas cayeron derribadas sin tener tiempo de reaccionar. Aprovechaba el poder del motor de su Messerschmitt Bf 109 y su velocidad en picado, para acortar distancia rápidamente, abriendo fuego solamente cuando estaba a menos de 20 m de distancia del avión enemigo para causar el máximo daño posible. Luego aprovechaba la confusión que causaba la sorpresa del ataque para romper el contacto, antes de que sus enemigos se organizaran.
Esta táctica de combate - que aprendió volando como pareja de Walter Krupinski - era efectiva, pero tenía ciertos riesgos. En varias ocasiones las piezas que se desprendían de los aviones enemigos bajo fuego, impactaron contra el avión de Hartmann, dañándolo y obligándolo a hacer aterrizajes forzosos. Sin embargo, no era un temerario, sino muy cuidadoso y prefería obtener una sola victoria a tomar riesgos innecesarios. Toda su vida estuvo muy orgulloso de que ninguno de sus escoltas o compañeros de ala murió mientras volaron junto a él. Su credo de combate era: "Ver - Decidir - Atacar - Romper contacto". Creía que los combates de piruetas ("dogfight" en inglés; "Kurvenkampf" en alemán) eran "una pérdida de tiempo"
El hecho más asombroso de su carrera no es su número de victorias, sino que durante la guerra y el curso de 825 combates aéreos no fue herido ni una sola vez, a pesar de tener que hacer 14 aterrizajes forzosos. Muchos de los mejores y más talentosos pilotos alemanes de la Segunda Guerra Mundial murieron o fueron heridos y puestos fuera de combate durante meses y años, teniendo una proporción de victorias/combates mucho mayor a la de Hartmann. Los pilotos aliados anglosajones más exitosos nunca acumularon, ni siquiera remotamente, el número de combates aéreos en los que Hartmann participó, y tenían el lujo de contar con un sistema de rotación que los libraba de tener que hacer misiones de combate después de alcanzar cierto número de misiones. Los pilotos alemanes, en cambio, tenían que volar, literalmente, hasta que murieran en combate, por lo que sus victorias sólo estaban limitadas por su longevidad.
No obstante, a la hora de valorar la increíble marca de Hartmann, también debe de tenerse en cuenta que los aviones y pilotos soviéticos (contra los que luchó, mayoritariamente, durante la guerra), desde luego no tenían, respectivamente, ni la pericia ni las prestaciones y cualidades técnicas de los británicos o norteamericanos.
2 comentarios:
El mejor piloto de combate de todos los tiempos
DEFINITIVAMENTE UN HEROE DE VERDAD
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