jueves, 24 de mayo de 2012

La Jinrai Butai ("Trueno Divino")

A pesar de los éxitos iniciales japoneses, tras las derrotas en Midway y Guadalcanal, se hizo evidente que los nipones habían despertado a un gigante dormido - como pensaba el almirante Yamamoto - con un increíble potencial humano, industrial, armamentístico y logístico que le superaba en todos los frentes, y al que, pese a oponer una tenaz, fanática y heroica resistencia, era evidente no podían derrotar. Era obvio que la guerra para Japón estaba perdida, pero los mandamases militares se empeñaron en buscar medidas desesperadas (como los ataques kamikaze y otras acciones suicidas como éstas que os conté por aquí) con las que pretendían cambiar el curso de la contienda.


En el verano de 1944, meses antes de la aparición de las primeras escuadrillas kamikaze, la Marina Imperial Japonesa desarrolló una nueva arma, la Yokosuka MXY-7 Ohka ("Flor de Cerezo"), la primera que demostraba que había aceptado ya como inevitable el empleo masivo de tácticas suicidas. Se trataba de una bomba tripulada, propulsada por cohetes y con una carga explosiva de más de una tonelada, la cual debía ser transportada hasta las proximidades del objetivo por un avión nodriza (el elegido fue el bombardero medio Mitsubishi G4M "Betty"). Una vez lanzada, el piloto la dirigiría hasta estrellarla contra el blanco escogido. Los soldados norteamericanos apodaron a esta bomba volante tripulada por pilotos suicidas, Baka, término japonés que significa "idiota" o "estúpida".


A finales de septiembre de 1944 el diseño estaba completado, y un mes después salían de fábrica las primeras unidades. El reclutamiento de sus futuros pilotos había comenzado en el mes de agosto, cuando se creó una unidad especial: la Jinrai Butai (“Cuerpo del Trueno Divino”). Sus integrantes eran todos voluntarios, en su mayor parte jóvenes reclutas sin experiencia como pilotos. La mayor parte de las prácticas se hacían con cazas Mitsubishi A6M "Zero", en un principio para obtener horas de vuelo, ya que como digo, la gran mayoría no tenían experiencia. Más tarde comenzaron a practicar los picados, también en "Zeros", ascendiendo a gran altitud y descendiendo a mínimo de gas. Para practicar el planeo se diseñó un Ohka biplaza de entrenamiento, el modelo K-1 (que podéis ver en la imagen inferior). Los accidentes eran muy frecuentes, pero la moral era alta.


Mientras tanto, en las Islas Filipinas, había nacido otra “unidad especial”, que aparentemente estaba obteniendo unos resultados espectaculares, la Shimpu Tokkotai (“Cuerpo de Ataque Especial Viento Divino”), más conocida como Kamikaze. En noviembre, el vicealmirante Takijiro Onishi, comandante de la 1ª Flota Aérea de la Armada Imperial nipona, y creador de las primeras escuadrillas kamikaze, pidió a Tokio que le enviasen refuerzos para poder mantener sus ataques suicidas. Los pilotos de la Jinrai Butai habían completado su periodo de adiestramiento y estaban deseando entrar en acción, pero dos desastres inesperados se lo impidieron. El 29 de noviembre el gigantesco portaaviones Shinano fue hundido por el submarino estadounidense USS Archer-Fish, en su primera salida de puerto, tan sólo 9 días después de ser botado. El buque nipón llevaba los 50 primeros Ohkas salidos de la cadena de montaje que iban a ser enviados a las Filipinas. El 17 de diciembre otros 30 Ohkas fueron embarcados en el portaaviones Unryu para ser transportados a Manila, pero 2 días después dicho portaaviones también fue hundido por otro submarino estadounidense, el USS Redfish. Se tardaron dos meses en reponer los Ohkas perdidos, y para entonces los ataques kamikaze habían cesado en las Filipinas (el 5 de enero de 1945 se habían enviado los últimos aviones disponibles en un ataque suicida masivo contra la flota estadounidense en el Golfo de Lingayen).


El vicealmirante Onishi trataba de reorganizar sus escuadrillas kamikaze en Formosa, todavía confiando en que las tácticas suicidas podían dar la vuelta a la desesperada situación militar de Japón. Onishi estaba deseando probar los Ohkas y quiso utilizar algunos en febrero para atacar a los estadounidenses en Iwo Jima, pero no le dieron la oportunidad de hacerlo.Los hombres de la Jinrai Butai fueron integrados en el 721º Kokutai (Grupo Aéreo de la Marina con base en tierra) - en la foto superior - y trasladados a bases aéreas del sur de Japón. Los días 19 y 20 de marzo de 1945, como parte de los preparativos para los desembarcos en Okinawa, la aviación estadounidense realizó una serie de ataques contra las bases aéreas del sur de Japón. Los japoneses enviaron sus aviones de reconocimiento tratando de encontrar los portaaviones desde los que habían despegado los atacantes. La mañana del 21 de marzo un avión descubrió 3 portaaviones estadounidenses, aparentemente navegando en solitario, sin escolta.


El Almirante Matome Ugaki, comandante de la 5ª Flota Aérea, vio una oportunidad de poner a prueba los Ohkas. Había 16 preparados, todos ellos con sus respectivos aviones nodriza (bombarderos medios Mitsubishi G4M “Betty” modificados para el transporte de las bombas-cohete tripuladas, como podéis ver en la fotografía de aquí arriba). Otros dos bombarderos más les acompañarían, sin bombas tripuladas, para ayudarles en la navegación. Los bombarderos cargados con Bakas resultaban muy pesados y lentos, y en consecuencia eran muy vulnerables a los ataques de los cazas enemigos. Necesitaban estar protegidos por una fuerte escolta, pero en esa ocasión, a causa de los últimos ataques aliados a los aeródromos y de la urgencia con la que se preparó la misión, los japoneses tan solo pudieron reunir 55 "Zeros". Era un número claramente insuficiente para un ataque a una fuerza de portaaviones. Ugaki estuvo a punto de cancelar la misión, pero fue la insistencia de las tripulaciones, y especialmente de los pilotos de los Ohkas, la que le decidió a seguir adelante.


El capitán Goro Nonaka tendría el honor de dirigir el primer ataque del "Trueno Divino". A las 11:35 de la mañana del 21 de marzo despegaron los 18 bombarderos, más los 55 cazas de escolta. Sin embargo, 8 cazas Mitsubishi A6M "Zero" tuvieron fallos en el despegue y se vieron obligados a quedarse en la base y otros 17 tuvieron que regresar más tarde por problemas mecánicos. A pesar de ese comienzo tan desalentador, y de que un nuevo avión de reconocimiento informó de que los portaaviones enemigos estaban acompañados de buques de escolta, se habían separado y se alejaban hacia el sudoeste, la misión continuó. Las posibilidades de que el ataque de los Ohkas tuviese éxito habían disminuído enormemente, pero no tuvieron ocasión de comprobarlo. La formación atacante fue descubierta por los radares de los buques norteamericanos y decenas de cazas despegaron de los portaaviones para salir a su encuentro. Los aviones japoneses fueron sorprendidos por el ataque de una formación de cazas Grumman F6F Hellcat. Los cazas japoneses trataron inútilmente de proteger a los pesados bombarderos, que se vieron obligados a desprenderse de sus bombas tripuladas para aligerar peso. Fue un combate caótico que duró apenas 10 minutos, tras el cual, 14 de los "Bettys" fueron derribados rápidamente y de los otros 4 no se volvió a saber nada, después de desaparecer en un banco de nubes perseguidos por los cazas norteamericanos. Tan solo 15 "Zeros", la mayoría dañados, lograron regresar de la misión.


El 1 de abril de 1945 comenzaron los desembarcos estadounidenses en Okinawa. En las semanas siguientes se sucedieron con regularidad ataques suicidas contra la enorme flota estadounidense que se había concentrado ante la isla. La primera misión fue el primer día de la batalla, el 1 de abril. Entre los aviones que participaron en ella había 6 bombarderos con Ohkas del 721º Kokutai. En algunas fuentes se dice que uno de los Ohkas impactó en una de las torres de artillería principales del acorazado USS West Virginia causándole graves daños, aunque en realidad se trató de un avión kamikaze "convencional" y el acorazado siguió operando con normalidad. Los buques de transporte USS Alpine, USS Achernar y USS Tyrrell también fueron alcanzados por kamikazes, pero es poco probable que alguno de ellos fuese un Ohka. Ninguno de los 6 bombarderos "Betty" regresó a su base.


El 12 de abril la Jinrai Butai tuvo una nueva oportunidad de demostrar su valía. Ocho Ohkas participaron en el segundo ataque Kikusui (ataque kamikaze masivo) contra las fuerzas estadounidenses en Okinawa. Junto a ellos otros 80 aviones suicidas y más de 100 cazas de escolta se lanzaron contra la flota estadounidense convergiendo desde distintas direcciones. Seis de los ocho bombarderos lograron soltar sus bombas tripuladas antes de ser derribados. Solo uno regresó a su base y pudo informar del resultado de la misión. Ese día los Ohkas golpearon con una eficacia que nunca volverían a tener. El destructor USS Mannert L. Abele fue alcanzado por un Ohka y se hundió tras partirse en dos. Otro destructor, el USS Stanley, también recibió un impacto directo de un Ohka pero tuvo más suerte. La bomba tripulada se estrelló en su banda de estribor apenas un 1,5 m por encima de la línea de flotación, pero debido a la enorme velocidad de la bomba (900 km/h), la carga explosiva atravesó el casco y estalló fuera del buque, librándolo de un hundimiento seguro. Minutos después, otro Ohka falló por centímetros su impacto, arrancando el mástil con la enseña de la nave, desintegrándose en el mar tras una serie de rebotes en su superficie. Junto con el USS Jeffers, otro destructor que también sufrió impactos de los Ohkas, tuvo que retirarse por los daños sufridos en el ataque. Los japoneses supusieron que la misión había tenido éxito, y desde entonces los Ohkas fueron utilizados regularmente. En realidad habían sido frenados por los destructores de la primera barrera defensiva de la flota. Cuando los estadounidenses mejoraron sus tácticas antikamikaze, a los japoneses les resultó muy difícil incluso golpear a aquellos buques de primera línea.


El resto de ataques realizados el mes de abril fracasaron uno tras otro: el 14 de abril 7 bombarderos del 721º Kokutai atacaron de nuevo a la flota estadounidense en Okinawa. No regresó ninguno, y no hay constancia de que alguno de los Ohkas llegase a ser lanzado. Dos días más tarde, otros 6 "Bettys" repitieron el ataque. Dos regresaron, pero de nuevo los Ohkas no alcanzaron ningún blanco. El 28 de abril, les tocó el turno a otros 4 "Bettys". Solo volvió uno, y una vez más los Ohkas fracasaron en su ataque. El 4 mayo, sin embargo, 7 bombarderos del 721º Kokutai atacaron a la flota estadounidense formando parte del quinto ataque masivo kamikaze. Una bomba tripulada golpeó en el puente del dragaminas USS Shea, causando grandes daños y matando a 35 hombres. La patrullera USS Gayety también fue dañada por la explosión cercana de un Ohka. Uno de los bombarderos logró regresar de la misión. Una semana después se lanzó el sexto ataque Kikusui, en el que intervinieron otros 4 "Bettys" portadores de Ohkas. El destructor USS Hugh W. Hadley fue alcanzado y sufrió daños muy graves. La tripulación logró heroicamente mantenerlo a flote, pero el buque sería considerado irreparable. El 25 de mayo el ataque de otros 11 bombarderos con sus respectivas bombas tripuladas fue interrumpido por el mal tiempo. La mayoría de los aviones optaron por regresar a su base. Los que no lo hicieron desaparecieron sin que conste que llegasen a lanzar sus bombas tripuladas.


Con la Batalla de Okinawa prácticamente perdida la Marina nipona decidió reservar los Ohkas y sus pilotos supervivientes para enfrentarse a los desembarcos en las islas mayores del achipiélago japonés, de manera que la Jinrai Butai fue repartida por varias bases en las islas niponas de Honshu y Shikoku. Una segunda unidad que se estaba formando, llamada Tatsumaki Butai ("Cuerpo del Tornado Divino"), fue disuelta y sus inexpertos pilotos - todavía en fase de adiestramiento - fueron destinados a cubrir las bajas de la Jinrai Butai. Pese a todo, aún habría un último ataque a la flota enemiga en Okinawa, el 22 de junio (el día después del fin de la resistencia japonesa en la isla). De los 6 bombarderos que participaron en el mismo, sólo 2 lograron regresar, sin que ninguna de las bombas tripuladas alcanzaran ningún objetivo.


Fuentes:
http://nonsei2gm.blogspot.com.es/2012/05/trueno-divino.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Yokosuka_MXY7_Ohka

2 comentarios:

fiona dijo...

Vamos, ir a la guerra es muuuy chungo, pero aún te queda la esperanza de regresar a casa cuando termine, pero lo de ser piloto kamikaze...están que me pillan a mí...y encima viendo como tus compañeros la cagan una y otra vez y mueren sin alcanzar el objetivo.

1besico!

charlie furilo dijo...

Como diría Obélix: "Estos japoneses están todos locos!!" jajajaja...