"Nos llevaron a todos cerca del cementerio, a unos 80 o 100 metros de una fosa larga y profunda. Una vez más nos hicieron arrodillarnos a todos. No había posibilidad de levantar la cabeza. Yo estaba más o menos en medio de la gente de la ciudad. Miraba delante de mí y veía la fosa, luego grupos de quizá 20 o 30, conducidos hasta el borde, desvestidos, probablemente para que no pudieran llevarse objetos de valor. Los conducían al borde de la fosa, les disparaban y caían al fondo, unos encima de otros. Al mismo tiempo, vi a los que habían cavado la fosa, a unos 100 o menos, los llevaron lejos, en dirección a la carretera, a la ciudad. A lo lejos distinguí la figura de mi hermano mayor y entonces, como si una fuerte cuerda me atara a mi hermano, corrí hacia él. Apenas tuve la oportunidad de despedirme de mi madre. Ya no me tenía de la mano, ya nunca intentaría impedir que me fuera."
Avraham Aviel, superviviente de la matanza del gueto de Radun (Polonia) el 7 de mayo de 1942
Fuente: "Un Mundo en Guerra: Historia Oral de la Segunda Guerra Mundial" de Richard Holmes
3 comentarios:
Ufffff, no puedo imaginarme lo que tiene que ser vivir algo así, escalofriante.
1besico!
Que duro, se me ponen los pelos de punta
Es terrorífico. Al menos queda el consuelo de que pudo sobrevivir y además su testimonio, entre otros, en el juicio en Israel contra Adolf Eichmann (uno de los artífices del Holocausto y de la llamada Solución Final) sirvió para condenar a muerte a ese hijoputa...
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