lunes, 9 de julio de 2012

El Primer Prisionero Japonés

Kazuo Sakamaki fue un soldado japonés que tuvo el dudoso honor de ser considerado el primer prisionero de guerra del país del sol naciente capturado durante la Segunda Guerra Mundial. Para él, la guerra sólo duró unas pocas horas, al ser apresado la misma mañana del ataque a la base naval norteamericana de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941.


El alférez japonés, junto con otro compañero, el oficial técnico Kiyoshi Inagaki, formaba parte de la tripulación del HA-19, uno de los cinco minisubmarinos (o submarinos de bolsillo) del Tipo A - con 22 metros de eslora y armados con 2 torpedos - que tenían como objetivo atacar a la Flota del Pacífico estadounidense. Su misión era traspasar las redes antisubmarinas que cerraban la salida de la bahía e infiltrarse en el puerto antes de que comenzase el ataque aéreo. En el caso de que la flota norteamericana hubiese abandonado la base tenían que romper el silencio de radio y avisar para que el raid fuese cancelado. Si por el contrario, los buques enemigos seguían allí lo que tenían que hacer era situarse en el canal de acceso y atacar con sus torpedos a los que tratasen de salir del puerto, dando prioridad a los portaaviones. Luego tratarían de escapar del puerto para reencontrarse con sus submarinos nodriza, que les estarían esperando en mar abierto.


Los minisubmarinos (en la imagen superior) fueron incluidos en último momento en el plan de ataque por insistencia del príncipe Hiroyasu Fushimi, deseoso de que el arma submarina tuviese su porción de gloria, y en contra de la opinión del almirante Yamamoto. Nadie había dicho a los tripulantes que se trataba de una misión suicida, pero ellos eran conscientes que sus posibilidades de regresar con vida eran prácticamente mínimas. Además del riesgo de ser descubiertos y hundidos por los buques y defensas portuarias norteamericanas - poniendo con ello en peligro el factor sorpresa del ataque aéreo -, había que tener en cuenta que a su velocidad máxima de 19 nudos los minisubmarinos podían navegar en inmersión no más de 2 horas antes de que se agotasen las baterías. A menores velocidades podían permanecer sumergidos varias horas más, pero el problema sería entonces la falta de aire y los gases tóxicos de ácido sulfúrico que desprendían las baterías, que acabarían matando a los tripulantes.


A las 2,20 horas de la madrugada del 7 de diciembre de 1941 los 5 minisubmarinos habían abandonado sus submarinos nodriza a unas 10 millas de Pearl Harbor. Hacia las 3,30 de la noche, el dragaminas USS Condor, que estaba de patrulla antisubmarina a la entrada de la bahía, avistó lo que parecía ser la estela de un periscopio dirigiéndose a la bocana del puerto. El dragaminas estadounidense alertó entonces al destructor USS Ward (en la fotografía de aquí arriba), que permanecía en el canal de entrada a la bahía preparado para salir en caso de alarma, el cual se dirigió a la zona a buscar al intruso, pero no encontró nada, así que una hora después de recibir el aviso, el capitán del USS Ward ordenó el cese del estado de alerta. No llegó a transmitirse la alarma a la base, pero el  destructor se quedó patrullando a la entrada del canal apoyado por un hidroavión de reconocimiento PBY Catalina.


Mas tarde, a las 6,30 de la mañana, las tripulaciones del USS Ward y del hidroavión vieron cómo emergía un pequeño submarino detrás del USS Antares, un antiguo dragaminas utilizado como barco de suministros que regresaba a puerto remolcando un blanco para prácticas de artillería. El citado buque estaba esperando a que fuese retirada la red antisubmarinos que protegía el acceso al canal, y evidentemente el minisubmarino pretendía aprovechar dicha maniobra para entrar en el puerto detrás del barco estadounidense. Inmediatamente, el USS Ward disparó sus cañones contra el minisubmarino: un cañonazo alcanzó la torre y el submarino comenzó a hundirse. A continuación el hidroavión le lanzó varias cargas de profundidad y el sumergible se fue al fondo destrozado por las explosiones. Los norteamericanos no lo sabían, pero acababan de hundir un submarino enano japonés Tipo A.


Desde que el USS Ward dio la alarma informando de que había hundido un submarino a la entrada del puerto (a las 6:45), hasta que comenzó el ataque aéreo, a las 7:50, los estadounidenses habían dispuesto de una hora que habría podido servir para poner en estado de alerta a toda la base. Sin embargo, la respuesta estadounidense fue increíblemente lenta, con el desastroso resultado que todos conocemos. Por lo que respecta al ataque de los 5 minisubmarinos nipones, al menos 3 de ellos lograron atravesar las redes y entrar en el puerto. Dos  fueron vistos en pleno centro de la base durante el ataque aéreo. En medio del caos provocado por los incendios y las explosiones, el USS Curtiss, un barco de aprovisionamiento de hidroaviones, dio la alarma cuando avistó un submarino en el centro de la rada, dirigiéndose hacia allí el otro destructor de guardia, el USS Monaghan. El submarino japonés lanzó un torpedo contra el USS Curtiss pero falló e impactó contra un muelle, entonces, el barco estadounidense respondió al ataque con una salva de cañonazos que alcanzó al submarino. Además, como la trayectoria del torpedo había revelado al USS Monaghan la posición del sumergible, el destructor se dirigió hacia él a toda máquina y lo arrolló, lanzando a continuación varias cargas de profundidad sobre él para asegurarse de que se hundía. Cuando el ataque aéreo ya había finalizado otro submarino fue detectado fuera del puerto y fue hundido con cargas de profundidad después de que fallase al lanzar sus torpedos contra el crucero USS St. Louis. Probablemente fuese el segundo que había sido avistado dentro de la base, que había seguido a dicho crucero cuando salió a mar abierto después de que los buques estadounidenses recibiesen orden de abandonar el puerto. En conclusión, 3 de los minisubmarinos fueron hundidos por los estadounidenses. Un cuarto submarino nunca fue localizado. 


El quinto minisubmarino, el Ha-19 (en las 3 fotografías superiores), era el tripulado por Sakamaki y su compañero. En las comprobaciones de rutina antes de dejar el submarino nodriza se dieron cuenta de que la brújula giroscópica se había averiado, lo que les impediría orientarse en inmersión sin ayuda del periscopio. A pesar de ello el Ha-19 continuó adelante con su misión y sorprendentemente fue uno de los que lograron entrar en la base naval. El submarino navegó a la deriva dentro de la bahía durante horas hasta que a última hora del día embarrancó en un arrecife de coral. Los dos tripulantes estaban casi intoxicados por los gases de ácido sulfúrico que generaban las baterías. Abandonaron el barco después de activar una carga explosiva de efecto retardado para destruirlo. El explosivo falló, lo que permitiría más tarde a los estadounidenses capturar el submarino, repararlo y reflotarlo (para después, utilizarlo con fines propagandísticos, realizando una gira publicitaria exhibiéndolo como trofeo de guerra por todos los puertos de la costa oeste, para aumentar las ventas de bonos de guerra). Sakamaki llegó nadando hasta la orilla, pero su compañero Inagaki, posiblemente semiinconsciente por los gases, murió ahogado. No pasó mucho tiempo hasta que un cabo estadounidense, David Akui, del 298º Regimiento de Infantería de la Guardia Nacional Hawaianaencontró al alférez japonés y le capturó. 


Así lo contó el nipón: "Teníamos órdenes estrictas de mantener en secreto nuestra misión, de manera que no podíamos subir a la superficie ni hacer ruido alguno. Dos destructores estaban en la zona, patrullando. Cuando me acerqué, dejaron caer varias cargas de profundidad. De nuevo traté de sobrepasar la patrulla y entrar en el puerto. Nos habían ordenado atravesar la red antisubmarinos, incluso cortarla si era necesario para entrar en el puerto. Fuimos hacia la red y cortamos la tela metálica para entrar, pero nos resultó imposible llegar al punto de encuentro porque mi brújula giroscópica no funcionaba. Luego nos quedamos atrapados en el arrecife. Intentamos avanzar durante cuatro horas, pero no pudimos. Al día siguiente, el 8 de diciembre, justo antes del amanecer, vaciamos los tanques de lastre. Ordené a mi tripulante que abandonara el barco. En ese momento, ambos estábamos medio mareados porque el aire estaba muy viciado en el interior del submarino. Antes de darme cuenta estaba flotando en el mar, herido. No estoy seguro, pero quizá cuando saltamos al agua, nos herimos con los corales. No lo sé. Las olas —muy grandes— me llevaron hasta la isla, delante del aeródromo estadounidense. Estaba inconsciente... y no recuerdo nada. Fui capturado."


Después de ser interrogado, Kazuo Sakamaki sería enviado a un campo de prisioneros en Hawaii, donde estaría hasta el final de la guerra. Al principio aseguraba que prefería estar muerto a pasar por esa vergüenza - incluso llegó a pensar varias veces en el suicidio -, pero poco a poco fue asimilando su nueva situación, ayudado por el buen trato que recibió durante su cautiverio. Los medios de comunicación norteamericanos informaron de su captura, pero en su país el hecho se mantuvo en secreto. El Estado Mayor Imperial dio a conocer los nombres de sus 9 compañeros de misión, muertos durante la incursión, que se convirtieron en héroes nacionales. Sakamaki, después de haber caído en el deshonor de permitir que le capturasen con vida, no tendría ningún reconocimiento oficial. Este desprecio se tradujo en una pintura conmemorativa que pretendía homenajear la misión de los submarinos de bolsillo en Pearl Harbor: el cuadro (que podéis ver arriba) reproducía los rostros de todos los tripulantes excepto el de Sakamaki


En 1946 fue liberado y regresó a Japón. A pesar de que en su país se le seguía viendo casi como a un traidor, él gustaba de recordar el episodio de su captura y no dejaba de traslucir un discreto orgullo por haber pasado a la historia, aunque fuera por esas circunstancias. Según decía, "Pearl Harbor había sido el inicio de la guerra y para mí, también el final. En mi caso, la Segunda Guerra Mundial fue bastante corta". Quiza precisamente por eso, escribió un libro autobiográfico, titulado "Primer prisionero de guerra", que fue publicado también en Estados Unidos con el título "Yo ataqué Pearl Harbor". Posteriormente tuvo una larga carrera como directivo de la multinacional Toyota. Murió en 1999 a los 81 años de edad. Unos años antes de su muerte, en 1991, Kazuo Sakamaki aprovechó un viaje a los Estados Unidos para visitar el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico de Fredericksburg (Texas), donde se exhibe el Ha-19, pudiendo volver a ver el minisubmarino que había pilotado en el ataque a Pearl Harbor medio siglo antes (en la fotografía de aquí arriba).

Fuentes:
http://nonsei2gm.blogspot.com.es/2011/05/el-primer-prisionero-de-la-guerra.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Kazuo_Sakamaki
"Hechos Insólitos de la Segunda Guerra Mundial" de Jesús Hernández

2 comentarios:

fiona dijo...

Joder furi, qué cabrones los japos, ahí haciendo un cuadro con todos menos con este pobre que salió ido del submarino con tanto gas tóxico...quizá por eso sale riéndose en la foto de prisionero...de tanto esnifar...jajajaja

1besico!

charlie furilo dijo...

jejejeje... pero mira, el tan ricamente, que pasó la guerra sin pegar un palo al agua y viviendo a cuerpo de rey, y luego encima, escribe un libro y trabajó para la Toyota. Besicos