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En su ensayo, Browning aborda los asesinatos masivos de judíos producidos en Polonia entre julio de 1942 y noviembre de 1943, y se centra en las actividades del Batallón de Reserva Policial 101 de la Policía del Orden desplegado en los territorios de la Polonia ocupada por la Alemania nazi.
Estos batallones policiales eran unidades con entrenamiento y estructura militar que dependían de la Oficina Central de la Policía del Orden (Ordnungspolizei) bajo las órdenes de Kurt Daluege, si bien, a la cabeza del escalafón de mando se encontraba Heinrich Himmler, quien no sólo era el máximo responsable de las SS, sino también era el jefe de todas las unidades de policía del Tercer Reich - como la Policía Secreta del Estado (Gestapo) o la Policía Criminal (Kriminalpolizei o Kripo) entre otras -. Su función era la de la mantener la seguridad y hacer cumplir la ley en los territorios ocupados, pero también fueron empleados en la lucha contra los partisanos y sobre como parte del engranaje de aniquilación masiva de judíos conocido como la Solución Final.
A pesar de depender en última instancia del Reichsfürher-SS, lo cierto es que la mayoría de los integrantes del Batallón 101 ni siquiera habían formado parte de las Juventudes Hitlerianas, el Partido Nazi o las SS (a excepción de casi todos los oficiales). Fundamentalmente eran voluntarios (policías o ex-policías, reservistas demasiado mayores para ser enviados al frente y profesionales de clase media), pero ello no fue obstáculo para que sus integrantes llevaran a cabo una labor de exterminio que nada tenía que envidiar a la practicada por los secuaces de Himmler.
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Y estremece todavía más, saber que tan sólo una minoría de estos hombres (un 10%) no hicieron absolutamente nada por evitar asesinar a miles de judíos - fundamentalmente mujeres y niños - cuando lo cierto es que podían haberlo hecho sin tener graves repercusiones o castigos. Al comienzo del libro se cuenta como el comandante de la unidad, resignado y con lágrimas en los ojos, les explicó los pormenores de su primera acción - que se saldaría con la ejecución de 1.500 judíos en la localidad de Józefów - instando a todo aquel que no se sintiera con fuerzas de cumplir con la misión a dar un paso al frente solicitando ser eximido o relevado de participar en la misma y en posteriores acciones similares. Sin embargo, sólo una docena de hombres aceptó la oferta de su comandante.
El resto se dejó de llevar y se subió al carro de las matanzas, del que con posterioridad sólo unos pocos, terminaron bajándose al no poder soportarlo. La gran mayoría acabó insensibilizándose o justificando sus acciones, e incluso hubo muchos que terminaron disfrutando de lo que hacían, ofreciéndose incluso voluntarios para las diversas "acciones judías" emprendidas por el batallón.
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Totalmente recomendable esta obra.
3 comentarios:
Uffff...ni selección ni adoctrinamiento...si es que en realidad somos malos por naturaleza, los buenos son excepciones...
1besico!
pd. Me apunto el libro pero no sé si podré leerlo, me pongo mala.
Aunque tenga pasajes muy duros, te recomiendo este libro, para ver de lo que es capaz, en determinadas circunstancias un ciudadano medio, digamos normal y corriente. Y lo mejor de todo, es leer los testimonios de los verdugos y ver las justificaciones que hacían algunos de sus actos...
Muy buena reseña, donde se puede conseguir el libro? gracias, y muy interesante tu blog!
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