"El soldado ruso era muy resistente y estaba muy endurecido, estaba habituado a aquellas condiciones climáticas. A veces nos enfadábamos mucho, porque, por ejemplo, teníamos que abandonar o sencillamente tirar nuestras armas, ametralladoras o lo que lleváramos, porque ya no funcionaban, y los rusos las recogían, les ponían algún anticongelante y las utilizaban contra nosotros. El soldado ruso también estaba probablemente más preparado para la lucha cuerpo a cuerpo; muchas de sus divisiones estaban compuestas en realidad por asiáticos. A nuestro soldados, europeos occidentales, no les gustaba mucho esta lucha cuerpo a cuerpo, confiaban más en las armas automáticas o en su cerebro."
Capitán de Infantería de la Wehrmacht en el Frente del Este
Fuente: "Un Mundo en Guerra: Historia Oral de la Segunda Guerra Mundial" de Richard Holmes
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