"Todas las carreteras estaban llenas de ancianos, mujeres y niños, grandes familias, avanzando lentamente hacia el oeste en carros, en automóviles o a pie. Nuestras tropas de tanques, de infantería, de artillería y de transmisiones los alcanzaron y despejaron el camino para poder pasar echando a la cuneta o a uno y otro lado del camino sus caballos, carretas y en general todas sus pertenencias. Luego miles de ellos obligaron a los ancianos y a los niños a echarse a un lado. Olvidando su honor y lo que era su deber y olvidándose también de las unidades alemanas en retirada, se abalanzaron sobre las mujeres y las niñas (...)
Las mujeres, las madres y sus hijas, están tumbadas a derecha e izquierda de la carretera, y delante de ellas hay una pandilla de hombres riendo con los pantalones bajados. A las que ya están cubiertas de sangre y han perdido el conocimiento se las llevan a rastras a un lado. A los niños que han intentado ayudarlas les han pegado un tiro. Se oyen risas, bramidos y burlas, gritos y gemidos. Y los mandos de los soldados - comandantes y tenientes coroneles - están ahí, de pie en medio de la carretera. Algunos ríen, pero otros dirigen las operaciones de modo que todos sus soldados sin excepción puedan tomar parte en ellas.
No es un rito de iniciación, y no tiene nada que ver con la venganza contra los malditos ocupantes, es simplemente una diabólica manifestación de sexo en grupo. Pone de manifiesto una absoluta falta de control y la lógica brutal de una multitud enloquecida. Yo estaba aturdido en la cabina de nuestro camión de tonelada y media de capacidad, mientras mi chófer, Demidov, estaba en una de las colas. Pensé en la Cartago de Flaubert. El coronel, que se había limitado a dirigir las operaciones, no pudo resistir la tentación y se puso en una de las colas, mientras que el comandante mataba a tiros a los testigos, niños y ancianos que estaban histéricos."
Leonid Radichev, teniente radiotelegrafista del XXXI Ejército soviético, describe las atrocidades cometidas por el Ejército Rojo en Prusia Oriental (enero 1945)
Fuente:
"La Segunda Guerra Mundial" de Antony Beevor
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